El cuerpo humano necesita tener colesterol. Éste es un tipo de grasa lípido producida por el hígado que participa en muchos procesos fisiológicos como el celular y digestivo. Sin embargo, existe una diferenciación entre lo que los médicos llaman “colesterol malo” y “colesterol bueno”.
Una alta concentración de colesterol malo es perjudicial para el organismo, ya que principalmente afecta al sistema circulatorio provocando enfermedades cardíacas y cerebrales.
La cantidad de colesterol requerido para cumplir con las funciones corporales es elaborada en un 70% por el hígado, mientras que un 30% se obtiene de los alimentos que consumimos.
La grasa saturada tiende aumentar el colesterol en la sangre. Éstos incluyen las carnes grasas y los productos lácteos de leche entera. El aceite de vegetal, el aceite de coco, el aceite de grano de palma y la mantequilla de cacao también son altos en grasas saturadas.
Pese a esto en tanto, tener un alto nivel de colesterol bueno es imprescindible para nuestra salud, ya que de este modo se pueden evitar enfermedades cardiovasculares.
El colesterol se relaciona directamente con las grasas, ya sea por una alimentación incorrecta o por sobrepeso, sin embargo existe otro factor a considerar un buen control del colesterol es que exista un balance entre el colesterol malo y bueno.
El colesterol bueno favorece que el colesterol malo no se oxide al entrar en contacto con la sangre y fluya correctamente al hígado donde es procesado y eliminado en la orina.
El colesterol malo cuando se oxida es devorado por unas células llamadas macrófagos y el problema es que cuando éstas están llenas de grasa, tienen a pegarse a las arterias dañando la circulación.
Todo esto debe estar acompañado de una buena alimentación que consista en frutas y verduras que contengan antioxidantes (cítricos y frutas secas), ajos, cebolla cruda, aceite de oliva, manzanas, zanahorias, legumbres y el consumo de cerveza y vino a lo menos una vez a la semana.
Un reciente estudio de la Universidad de Sevilla en España, descubrió que el consumo de espárragos trigueros es el principal alimento que disminuye considerablemente los niveles negativos de colesterol y elevan los índices de colesterol bueno.
Éstos son los resultados del equipo investigador de Plantas Medicinales de dicha universidad, el cual evaluó las propiedades de este tipo de espárragos. Éstos no son los que tradicionalmente consumimos, sino más bien es una versión más silvestre que podemos encontrar en los mercados de verduras.
Como grandes beneficios de este alimento podemos destacar su bajo aporte calórico, el ser una buena fuente de agua y el tener un alto contenido en fibras. Por lo tanto, resulta ampliamente recomendable la incorporación los espárragos trigueros en nuestra alimentación.
Claudia Pedreros
El Ciudadano
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