Hay alimentos que obstaculizan que tengamos un cerebro más sano. Repasamos 10 de ellos.
Cuando cocinamos, el aceite vegetal se convierte en otra forma de grasas, llamadas saturadas, que ayudan al colesterol a ubicarse en las arterias. Una vez fritos, los alimentos destruyen lentamente las células nerviosas del cerebro, deteriorando nuestra capacidad para aprender y para formar nuevos recuerdos. Obviamente hay aceites más peligrosos que otros. El de girasol es uno de los más tóxicos para nuestro organismo. “Comer en exceso alimentos no saludables puede conducir al sobrepeso pero mirando más allá, hemos encontrado un enlace preocupante entre una dieta rica en grasas saturadas y las enfermedades relacionadas con el cerebro”, explica Terry Davidson en su artículo publicado en la revista Neurology.
El azúcar añadido daña tu cerebro
El consumo a largo plazo de azúcar puede causarnos una gran cantidad de problemas neurológicos y afectar a la memoria, reduciendo nuestra capacidad de aprender. Así, según un estudio publicado en la revista Journal of the American Medical Association (JAMA), aquellas personas que consumieron entre el 17-21% de calorías en azúcar presentaban un alto riesgo de morir por enfermedad cardiovascular en comparación con los que consumían alrededor del 8% de azúcar en sus calorías diarias. El riesgo representaba más del doble para aquellos que consumían más del 21%.
La comida rápida daña tu cerebro
La comida rápida o fast food ha demostrado provocar cambios en la química de nuestro cerebro, provocando síntomas similares a la abstinencia, entre ellos ansiedad y depresión. La comida rápida también afecta la producción de dopamina, hormona que también participa en la función cognitiva, concretamente en la capacidad de aprendizaje, la motivación y la memoria. Así, abusar de la comida rápida (más de 3 o 4 veces a la semana) no solo puede causar obesidad o problemas del corazón, sino también dañar tu cerebro.
Los alimentos procesados dañan tu cerebro
Los alimentos procesados químicamente están repletos de altos niveles de azúcar, fructosa, sodio, aceites parcialmente hidrogenados (conocidos como grasas trans). “Los alimentos procesados y los alimentos que son hiper-alergénicos pueden dañar la salud del cerebro”, según el especialista en nutrición deportiva Brandon Mentore. De hecho, la comida procesada o precocinada afecta el sistema nervioso central y eleva el riesgo de desarrollar un trastorno neurodegenerativo como la enfermedad de Alzheimer. No se trata de eliminarlos por completo de nuestra dieta ya que no es nada malo comer este tipo de alimentos pero lo que sí debemos evitar es comerlos a menudo o comer cantidades excesivas si queremos mantener un cerebro sano y fuerte.
Las grasas trans dañan tu cerebro
La revista Neurology publicó un estudio cuyas conclusiones demostraban que una alta ingesta de grasas trans (presentes en la margarina o las patatas fritas.) está vinculado a la contracción del cerebro. Según el nutricionista Tori Holthaus “las dietas altas en grasas trans aumentan el beta-amiloide en el cerebro, que se asocia con la enfermedad de Alzheimer”. Y es que las grasas trans no solo son perjudiciales para el corazón o el sobrepeso, sino también para nuestro órgano pensante. Estas grasas ralentizan los reflejos y nuestra capacidad de respuesta cerebral y aumentan el riesgo de sufrir un derrame.
La cafeína daña tu cerebro
Si bien es cierto que la cafeína ayuda al cerebro a estar en estado de alerta, también aporta un lado negativo. La Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos afirma que 600 miligramos de cafeína al día pueden provocar dolores de cabeza, elevar la ansiedad y los trastornos relativos al sueño. Una ingesta exagerada de cafeína puede causar confusión, alucinaciones y, en última instancia, la muerte.
La fructosa daña tu cerebro
El sustituto del azúcar, la fructosa, el jarabe de maíz de alta fructosa, obstaculiza el funcionamiento de las células del cerebro y cómo estas almacenan la energía necesaria para procesar tanto el aprendizaje como los pensamientos. Este componente reduce así nuestra capacidad para capacidad aprender y para recordar información, según una investigación publicada en The Journal of Physiology.
La sal daña tu cerebro
Así de sencillo. El exceso de sal afecta a tu inteligencia, ya que los alimentos salados tienen un eco negativo en nuestra salud cardíaca y nuestra presión arterial pero también en nuestro cerebro, ya que perjudican nuestra capacidad para pensar. De hecho, un estudio publicado en la revistaNeurobiology concluyó que las dietas altas en sodio estaban asociadas a una mala salud vascular, lo que a su vez conduce a que la disminución cognitiva sea más rápida.
Los edulcorantes artificiales dañan tu cerebro
Los componentes presentes en los edulcorantes artificiales, si se toman durante mucho tiempo, pueden provocar daños cerebrales y problemas con la capacidad cognitiva. A pesar de que aportan muchas menos calorías que el azúcar, a largo plazo las consecuencias son mucho más negativas.
Entre estos ingredientes artificiales también se encuentran los conservantes, los colorantes o los que aportan sabor o textura. Ninguno de ellos le hace ningún bien a nuestro cuerpo y menos a nuestro cerebro.
Los alimentos con glutamato monosódico (ajinomoto) dañan tu cerebro
El glutamato monosódico, también conocido como GMS o Ajinomoto, es comercializado por la industria alimentaria como un potenciador del sabor, debido a que equilibra y resalta el matiz de otros sabores. Es muy popular en la cocina asiática pero sus componentes afectan a la química de nuestro cerebro a través de la sobreexcitación de sus células hasta el punto de daño cerebral. “El GMS está oculto en diversas fuentes, entre ellas: sabores naturales, especias, proteínas hidrolizadas, caldos o proteína aislada de soja”, afirma el quiropráctico Chad Laurence. Según la Administración de Alimentos y Medicamentos, diversos estudios han demostrado que las inyecciones de glutamato en ratones de laboratorio han provocado daño en las células nerviosas del cerebro, asociadas con patologías como la enfermedad de Huntington o el alzhéimer. Una ingesta excesiva de estos alimentos puede provocar además dolores de cabeza, fatiga, desorientación, obesidad y depresión.