Un proyecto presentado por la diputada Laura Soto que apunta a permitir el uso terapéutico de la marihuana tal como está puede tener un efecto boomerang, ya que junto con permitir cultivas una planta, aumenta las penas por microtráfico a 15 años.
Presentado como un proyecto de ley que permite el uso terapéutico de la marihuana, una iniciativa la diputada Laura Soto quiere subir las penas por microtráfico de drogas a 15 de presidio.
La iniciativa, que debe ser revisada por la Comisión de Seguridad Ciudadana y Drogas, autoriza la tenencia de una planta de marihuana sólo con fines terapéuticos. Esto debe ser prescrito por 3 médicos y quien la cultive tiene que dejar constancia en la comisaría más cercana al domicilio.
Pero lo más letal de la iniciativa es que aumenta la pena por microtráfico de cannabis de 5 a 15 años; y la multa, hoy entre 40 a 400 unidades tributarias mensuales, a una entre 80 a 800 UTM. Soto justificó el proyecto en función de “ayudar a la gente de la tercera edad que puede esquivar los costos de salud recurriendo a dicha planta”. Sostiene que se propuso aumentar las penas por microtráfico “para dar una señal de que esto no es una apertura de puertas a dicho negocio. No es una ventana abierta para el que quiera colarse”.
A juicio del psiquiatra Avelino Jiménez, autor del libro ‘Controversia Científica sobre la Marihuana’, “este proyecto de ley significa un cambio notable dentro de las actuales políticas de drogas, que se da dentro de un contexto que parecen sugerir que las políticas de despenalización están ganando terreno, pero el tema es si va a aceptarse que la gente tenga acceso al cannabis de manera responsable y con cuidado”.
Jiménez agrega que pedir permiso de 3 médicos “es una modalidad muy engorrosa”. También invita a los parlamentarios a aceptar que el consumo de marihuana tiene fines recreativos.
Nicolás Espinoza, de Movimental, opina que “esto es claramente el fruto de la creación de leyes sin manejar ni siquiera de manera básica el tema”. Por su parte, Juan Pablo Hermosilla, abogado penalista, concuerda que se trata de un mal proyecto. “Es una locura. La ley actual no castiga a las personas que usan para uso terapéutico el cannabis, al establecer la exención de responsabilidad. Por lo tanto no se requiere un nuevo cuerpo legal”- sostiene.
Hermosilla agrega la idea “no tiene ningún rigor científico, ni viabilidad de salud publica ni de política criminal sobre drogas. No tiene sentido aumentar las penas y seguir haciendo punible el porte o traspaso de cannabis”.
Pedro Mendoza, abogado, considera que el proyecto es malo, porque “para regular cualquier uso terapéutico hay que fijarse más que en el número de plantas y la superficie, considerando que el cannabis es de cosecha anual”. Espinoza, por su parte, halla aterrador el aumento de penas, ya que en la actual legislación “no existe la figura del usuario y sólo queda a criterio del juez dictaminarlo, lo que ocurre después de pasar por todo un circuito criminalizador y estigmatizante”.
También llama a considerar que quienes cumplen hoy condena por dicha figura penal, “corresponden en gran parte a padres y madres que en algún minuto se dedicaron a comercializar drogas, sin ser delincuentes avezados o gente relacionada con el crimen. Al aumentar la pena se descabezará una familia por 15 años, niños que crecerán y se transformaran en adultos sin haber visto a sus padres. El gobierno seguirá tapando el sol con un dedo, castigando a los eslabones más débiles de la cadena”.
“El microtrafico es consecuencia de que no hay un acceso regulado al cannabis. La proliferación de esta práctica es lo lucrativo que resulta para gente que vive de forma miserable, la tentación de ganar dinero que les permita vivir una vida mas digna, una vida que hasta el minuto el estado no se ha preocupado de garantizarles”- sostiene Espinoza.
UN PRIMER PASO
Enrique Accorsi, quien patrocina el proyecto, cuenta que la inteción fue instalar el tema. “El cannabis es una alternativa terapéutica usada a nivel mundial con buenos resultados, al disminuir la carga de analgesia en pacientes convencionales. Permite bajar la dosis de analgésicos”- dice el diputado.
Consultado acerca de porqué mezclan usos terapéuticos con el tráfico, Accorsi respondió que “es para que se apruebe y no ocurra lo que pasó con la píldora del día después. Es la única manera en que nos aceptarían discutirlo”. Para ello ya tienen la venia de los diputados de la Concertación.
Espinoza propone que haya dispensarios regulados por el Estado, lo que evitaría problemas para los mismos pacientes. Estos son, según detalla el activista que el mismo paciente tenga que hacerse cargo del cultivo de la planta, el eventual fracaso de un cultivo mal realizado, la posibilidad de robo de la planta que pudiera ser víctima, la estigmatización de tener una planta de cannabis y, finalmente, la imposibilidad de tenerla en su casa, al haber niños o mascotas.
15 AÑOS POR REGALAR UN PITO
La Ley de Drogas considera microtráfico el hecho de portar, comprar, regalar, compartir o plantar cannabis. Mendoza llama la atención que en la actual ley “compartir entre amigos es microtráfico. O sea, si le regalas un pito a alguien podría significar una pena de 15 años de cárcel”.
A juicio del senador Nelson Avila, “el proyecto contiene una concepción absurda a los prohibicionistas. Es una desproporción evidente. Elevar penas a tal nivel sólo se hace para compensar un gesto de tolerancia”. Consultado sobre el porqué sus pares a la hora de plantear dichas leyes lo hacen tan mal, Avila, sostuvo que “hay mucha ignorancia y el prejuicio es lo que más domina”.
Jiménez llama a involucrar en la discusión a quienes tienen un conocimiento más informado del tema y de organizaciones. Eso le dará un equilibrio a la iniciativa
Tanto Soto como Accorsi están abiertos a cambiar el proyecto, introduciendo indicaciones, aunque saben que no se discutirá en este periodo legislativo. Y pese a que en la discusión de la Ley de Drogas, Accorsi proponía penalizar el consumo de drogas, hoy se manifiesta abierto a pensar otros consumos. “Creo que podríamos sacar una buena ley”- concluye.
El Ciudadano