De acuerdo a lo estudiado en el libro “Magia y Secretos de la mujer mapuche”, para tener especial cuidado y atención en el periodo de la lactancia, es importante considerar lo siguiente:
Una forma de atraer la abundancia de leche a los pechos, consiste en que la madre eche ritualmente gotas de leche, en cantidad impar, a la corriente de un río. El gesto lo debe hacer plenamente consciente de que en ella se estaría gestando la misma fluidez de las aguas que en sus mamas, se convertirán en leche.
Existía antiguamente un augurio relacionado a la lactancia, que viene a reforzar la importancia crucial que la cultura mapuche asigna a la leche materna. La madre que dejara de amamantar antes de que su guagua cumpliera dos años, significada que, con esa determinación, ella pedía ruina, escasez de comida y miseria para su familia y para toda su tribu.
Las mujeres indígenas que amamantan evitan que ninguna gota de leche caiga al fuego. Si esta desgracia llegara a ocurrir, terminará por secar sus glándulas en un lapso breve de tiempo.
Cuando la criatura recién nacida es débil, prematura o bien con una salud demasiada frágil e inestable, una forma de conservarle la vida, es que la madre, dé la primera leche de sus pechos a un perrito nuevo que todavía no haya abierto los ojos. Este animal actúa como segunda identidad del niño, acogiendo la posición negativa de su aspecto inicial, (Sector Williche de Valdivia y Chiloé).
Entre los vegetales autóctonos considerados como aumentadores de la producción de leche, está el pewen o pino araucaria, los piñones, semillas o ngelliw, el liugto, conocido como la “mariposa del campo”.
Por Francisca Arriagada.
El Ciudadano