La locura, si es sana, se convierte en alegría y libertad, es ese tipo de personalidad que se permite romper moldes y que trae luz a nuestra vida.
A menudo suele decirse aquello de que siempre es preferible la gente loca a las personas amargadas, si bien, antes de caer en las etiquetas, es necesario saber qué historia se esconde detrás de cada rostro.
La locura sana es, ante todo, una actitud. Es la capacidad de relativizar las cosas para dotarlas no solo de cierta distensión, sino de un optimismo contagioso que nos permita entender que, en ocasiones, el sentido del humor es la mejor medicina para el corazón.
Te invitamos a reflexionar en estas ideas.
La gente sana y libre disfruta de un matiz de agradable locura
Una de las mayores limitaciones que suele tener el ser humano es la rigidez de esquemas, de perspectivas.
La imposibilidad de dotar a nuestro día a día de esa flexibilidad de pensamiento con la cual ser receptivo y sensible a todo lo que nos envuelve limita en muchos casos nuestra capacidad de ser felices.
Hablábamos al inicio del reverso de esa sana locura: la amargura. En realidad, nadie nace “siendo un amargado”. Son las circunstancias y el modo en que las afrontamos lo que hace que, poco a poco, almacenemos cierto resentimiento, cierta amargura.
- Abrirnos mucho a las personas y acabar decepcionados hace que desarrollemos la desconfianza.
- Poner unas altas expectativas en ciertas relaciones o en algunos sueños que más tarde no se cumplen también hace que nuestra ilusión se apague, que dejemos de alimentar el positivismo.
La vida es, ante todo, actitud. El modo en que gestionemos lo bueno y lo malo que nos ocurre hará que nos permitamos ser más libres o, por el contrario, nos aferremos al escepticismo, a la baja motivación.
El disponer de una mente abierta y flexible nos va a ayudar mucho.
Veamos ahora qué componentes definen a esas personas que “visten” ese brillo envidiable de sana locura.
Las personas con una sana locura aceptan lo “imprevisto”
No es fácil aceptar lo casual, lo inesperado, lo que ocurre sin que lo hayamos planeado y que escapa por completo a nuestro control.
- Las personas con una sana locura, en cambio, tienen una alta tolerancia a lo imprevisto porque lo ven como un reto, como una oportunidad de salir de lo normal y experimentar cosas nuevas de las que aprender.
- A su vez, lo imprevisto pone a prueba esa flexibilidad mental de la que hablábamos al inicio. Nos ayuda a desarrollar nuevas estrategias para afrontar ese acto no planeado, algo que acogemos con motivación y optimismo porque es como un pequeño reto.
Las personas con una sana locura contagian alegría
Las personas “locas pero sanas” pueden parecernos algo irresponsables, e incluso caóticas. Sin embargo, saben muy bien lo que hacen porque se conocen muy bien a sí mismas, tienen confianza y una buena autoestima.
- La locura es ese punto en que uno, por fin, se desprende del miedo para dejarse llevar. Hay un equilibrio entre el desafío y la prudencia que siempre cautiva y sirve de inspiración al resto.
- Si en tu contexto social más cercano tienes a una persona con este tipo de personalidad, seguro que habrá alegrado mucho tus días, y te habrá enseñado que es mejor atreverse que quedarse con las ganas, que quien se contiene luego se arrepiente y que la vida, con una sonrisa, duele mucho menos.
Las personas con una sana locura viven el momento
Quien vive centrado en el ayer y en la nostalgia se pierde el presente, y quien focaliza su vida en el futuro pone sus expectativas en algo que aún no ha ocurrido.
Lo creamos o no, este es un error muy común en el que caemos en la actualidad: “perdernos el presente”. Vivimos a base de listas, de cosa que hacer, de agendas que cumplir, nos aferramos a cosas que ya han pasado o a hechos que debemos llevar a cabo y que incrementan nuestra ansiedad.
- En cambio, las personas con una sana locura se permiten desconectar del ayer y del mañana para abrazarse con fuerza al presente. Son receptivas a todas las oportunidades y se lanzan a ellas con descaro y positivismo, de tal manera que muchas veces nos llegan a asombrar.
- Las llamamos “locas” pero, en realidad, son poseedoras de esa energía vital que se nutre de una buena tranquilidad interior que sabe que la vida acontece ahora y que por tanto, debe aprovecharse.
Vale la pena que nos sirvan de inspiración, que sigan a nuestro alrededor para sacarnos sonrisas, para invitarnos a dar el paso y salir de esa zona de confort donde se hallan nuestros miedos.
Atrévete tú también a envolverte de ese punto de sana locura que todos deberíamos tener.
¿O quizá lo posees ya?
Fuente: Mejorconsalud