La siguiente carta fue publicada a través del blog Niños del agua, un sitio especializado en ofrecer ayuda y contención para personas que han sufrido de pérdidas gestacionales.
«Querida mamá:
Siento muchísimo que hayas podido estar tan poco tiempo con tu bebé. Perder a nuestros hijos supone un drama terrible, horroroso, no hay experiencia humana que iguale el dolor de sentir cómo nuestras vidas, en un brevísimo lapso, se resquebrajan ante el peso de la inevitable realidad que supone el fallecimiento de nuestros bebés.
Querida mamá, cuando perdemos a nuestros hijos/as, nuestro corazón se rompe en mil pedazos. Para poder recomponerlo y ponernos de nuevo en marcha, necesitamos mucho tiempo, mucho amor, consuelo, cariño, compañía y comprensión. Este amor, este cariño, esta comprensión, no sólo tienen que venir del exterior, sino también, de nosotras. No te odies, no te culpes, no te causes daño pensando que fue por un error que cometiste, por no haberte cuidado lo suficiente, por no haber sido precavida. Muchas veces, en la vida, las circunstancias nos superan, se descontrolan y no podemos hacer nada para evitar que nos ocurran adversidades. No te juzgues, ámate, piénsate, con cariño, con respeto, con comprensión.
Querida mamá, no sientas que estás sola, muchas otras mamás y papás te acompañamos en tu dolor, estamos a tu lado y comprendemos tu pena. Esta pena, este dolor, necesitan ser expresados, sacados al exterior. No escuches consejos dañinos que minimizan tu pérdida, tu dolor. No les hagas caso a esas voces que te insinúan que debes permanecer en silencio y seguir hacia adelante como si nada hubiera pasado. Tu pena, tu dolor, tu pérdida son reales.
Querida mamá, llora todo lo que tengas que llorar, no dejes de hacerlo, estás viviendo un duelo y tu corazón precisa aliviar su dolor, comunicar su pena. Llora todo lo que necesites, el llorar resulta fundamental para ayudarte a asimilar tu enorme pérdida.
Habla de tu bebé, de que tu pequeño/a estuvo contigo, de que lo sentiste y notaste cómo vivía dentro de ti. Debes saber que tu precioso bebé, tiene su lugar en tu vida y en tu familia. Aunque físicamente, ya no esté a tu lado, existió y siempre estará contigo, en tu corazón, en tus recuerdos, en tu ser.
Querida mamá, sé por experiencia propia que las primeras semanas y meses tras la pérdida son muy duros. Por favor, cuídate mucho, mímate, come las cosas que más te gusten, si te es posible, algunos dulces y bombones. No veas noticias, que no te cuenten penas, ni historias tristes, ahora tienes muy pocas fuerzas y tienes que concentrar toda tu energía en ti misma.
Cuando puedas, acércate a un entorno natural, a la playa, al mar, a la montaña, pasea por un lugar tranquilo, bonito, llora si lo necesitas, descarga tu pena. Además, cuando te veas con fuerzas, expresa de alguna forma artística tu dolor más profundo: pinta, escribe, baila, modela.
Querida mamá, lamento que tu pequeño o pequeña se marchara tan pronto. Comprendo tu dolor, yo también se lo que es perder a una hija y es demoledor. Recuerda, no estás sola, somos muchas las mamás que te comprendemos y te apoyamos. Aquí estoy para lo que necesites.
Te envío todo mi cariño y comprensión».
Por Francisca Arriagada.
El Ciudadano