Utilizar diversas técnicas para que las heces de una persona aparentemente sana se administre a un paciente con enfermedades intestinales crónicas, es un tratamiento antiguo que ha vuelto a la actualidad por su efectividad demostrada.
Se utilizan varias vías para aplicar el tratamiento a los pacientes, entre ellas, los sistemas oral por sonda u oral en cápsulas preparadas especialmente; también por vía anal: a través de enemas o con infusión de preparaciones líquidas provenientes de heces de uno o varios donantes a través del colonoscopio).
Un estudio realizado de la Universidad de Adelaida, Australia y publicado este jueves, señala que entre las enfermedades intestinales crónicas como la colitis ulcerosa se trata con trasplantes de la microbiota fecal.
En la investigación fueron analizados 73 pacientes con colitis ulcerosa, una enfermedad inflamatoria que afecta el revestimiento del intestino grueso (colon) y el recto, a los que se trasplantó la microbiota fecal de donantes.
Los pacientes reciben este tratamiento que había sido procesado anaeróbicamente o sus propias deposiciones como placebo, mediante colonoscopia y seguida por dos enemas, según boletín de la Universidad de Adelaida.
“La diferencia más importante en esta prueba en comparación con estudios anteriores es el uso de anaeróbicos (sin oxígeno) para el procesamiento de heces “, dijo el gastroenterólogo Sam Costello, dirigente del estudio publicado en la revista científica Journal of the American Medical Association.
Costello explicó que “muchas bacterias intestinales mueren con la exposición al oxígeno y sabemos que con el procesamiento anaeróbico de heces, una gran cantidad de bacterias donantes sobreviven para que puedan administrarse al paciente”.
Los investigadores estiman poder desarrollar más las terapias fecales para que en un futuro se reemplacen las técnicas convencionales por una pastilla.
Eficacia en el tratamiento
Existe una circunstancia clínica en la que el trasplante de heces ha demostrado ser eficaz (de forma incontrovertible, en ensayo clínico controlado con placebo, doble ciego) y es en la infección refractaria por Clostridium difficile. En esa circunstancia específica puede incluso salvar la vida de un paciente, reseñó accuesp.com.
El mismo portal web asegura que el fundamento teórico sería que la restauración de una microbiota (comúnmente llamada flora) intestinal normal ayudaría a restablecer el equilibrio ecológico del intestino y favorece la eliminación de una infección que ha aparecido en gran parte por un trastorno previo de ese mismo equilibrio entre la microbiota y el sistema de defensa del organismo.
Cuando se trasplantan las heces no hay un control sobre lo que se utiliza: incluye literalmente miles de cepas diferentes de bacterias, virus que viven normalmente en el intestino, arqueas, y también hongos. Toda esta microbiota ha encontrado un equilibrio determinado con una persona específica, generando resultados en una situación de “salud” o bien en una situación de “enfermedad”
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