¿Por qué el hambre nos pone de mal humor?

Cuando estamos hambrientos nos hace ruido el estómago y en lo único que podemos pensar es en cuánto falta para que esté pronta la comida

¿Por qué el hambre nos pone de mal humor?

Autor: Carlos Montes

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Cuando estamos hambrientos nos hace ruido el estómago y en lo único que podemos pensar es en cuánto falta para que esté pronta la comida. Algunas personas, cuando tienen hambre, se sienten realmente mal y hasta sienten que les duele el estómago. No es raro que, además, nos pongamos irritables y de mal humor, ¿pero por qué? La respuesta, como siempre, nos la da la ciencia.

El hambre y nuestro estado de ánimo

Cuando el estómago está vacío por más tiempo del recomendado se activa un sistema de respuesta que comienza a darnos señales de que necesitamos comer. Una de esas señales son los molestos ruidos estomacales que se producen y nos generan cierta vergüenza e incomodidad. Y, a veces, incluso dolor.

Estos sonidos, mejor definidos como borborigmos, son completamente normales y no tienen nada de malo ya que, de hecho, son el mecanismo por el cual nuestro cuerpo nos avisa que es hora de comer. También se conoce como borborigmos a los sonidos intestinales producto del movimiento de los gases y líquidos presentes en todo nuestro tracto intestinal.

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Ahora bien, más allá de estos sonidos, ¿qué otros efectos tiene el hambre en nosotros? Es normal que cuando tenemos hambre nos pongamos de mal humor. En inglés, este fenómeno se conoce como hangry (hungry, hambre, y angry, rabia o enojo). ¿Pero por qué sucede exactamente? Vamos a ver qué tienen para decir los científicos.

Cuando tenemos hambre significa que estamos comenzando a necesitar un nuevo abastecimiento de alimento. Cuando los nutrientes comienzan a escasear, nuestro cuerpo no tiene la energía suficiente para funcionar, y nuestro cerebro es el primero en notarlo. El funcionamiento cerebral depende directamente del nivel de glucosa, y cuando esta falta, él no funciona bien. Comenzamos a tener problemas para concentrarnos, cometemos errores absurdos y estamos más lentos de razonamiento.

La falta de glucosa tiene, además, un fuerte efecto negativo en el desempeño de nuestras habilidades sociales. Cuando tenemos hambre nos cuesta dialogar con otras personas, nos cuesta comprender lo que dicen y tenemos problemas para comunicarnos: en todo lo que podemos pensar es en que tenemos hambre. El mal humor, la irritabilidad y la falta de empatía con las personas que nos rodean es una consecuencia directa de que tenemos hambre, y el motivo es, sencillamente, que a nuestro cerebro le falta la glucosa que el organismo obtiene del alimento.

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Pero algo más interesante aún es que nuestro cerebro ordena la producción de un conjunto de hormonas para contrarrestar la falta de glucosa, como la hormona de crecimiento y adrenalina. Estas hormonas son denominadas hormonas del estrés, es decir que se liberan frente a cualquier tipo de situación anormal o peligrosa.

De este modo, el mal humor que nos da cuando tenemos hambre tiene dos orígenes. Por un lado, la falta de glucosa para el normal funcionamiento del cerebro. Y por otro lado, la liberación de hormonas del estrés para contrarrestar dicha falta de glucosa.

Fuente: Batanga


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