El cloro es una auténtica arma milagrosa. Disuelto en agua, este producto químico incapacita a los microorganismos que llegan al agua a través del pelo, la caspa, el sudor y la saliva. Sin el cloro como aditivo el agua potable de muchos lugares no sería pura, aumentando el peligro de infecciones.
Sin embargo, el cloro en si mismo igualmente es un problema y se sabe que el cloro ocasiona graves efectos secundarios.
Así, por ejemplo, durante el baño el cuerpo absorbe grandes cantidades de cloro a través de la piel. El peligro para la salud es mayor cuanto más tiempo permanezcamos, por ejemplo, dentro de una piscina con agua clorada. A través de la piel absorbemos aproximadamente 8 veces más cantidad de cloro que ingiriendo esa misma agua clorada. ¿Sabía que, durante una ducha de agua caliente o durante un baño de agua caliente, ingiere entre seis y cien veces más de cloro a través de su respiración que la que consumiría ingiriendo esa misma agua potable de su propio grifo? Debido a las altas temperaturas del agua se abren los poros de su piel lo que facilita especialmente la absorción del cloro. A través de la respiración los vapores clorados entran en los pulmones lo que administra a nuestro organismo una sustancia especialmente tóxica para el ser humano. A esto hay que añadirle que en muchas ocasiones las mediciones individuales de cloro que se realizan en el agua exceden de forma importante a las directrices recomendadas por la Organización Mundial de la Salud.
Inquieta también un estudio que relaciona los productos químicos para piscinas con sustancias cancerígenas. Manolis Kogevinas, del Instituto Municipal de Investigación Médica de Barcelona dice que, el cloro que reacciona con material orgánico como pelo, caspa, orina, etc. podría generar entre 600 y 700 sustancias distintas, “algunas de ellas son capaces de alterar el material genético, por lo que en teoría podrían causar cáncer”. Junto con un equipo de investigación internacional realizó un experimento en piscinas públicas en el cual 49 voluntarios sanos nadaban durante 40 minutos dentro de una piscina clorada para determinar las concentraciones de determinados marcadores biológicos en sangre que apuntan a agentes carcinógenos, antes y después del baño. El resultado: la concentración de trihalometanos, por ejemplo, era una media de 7 veces superior después del baño que antes del mismo. También aumentaba en determinadas células sanguíneas el número de micro núcleos, señal de mecanismos mutagénicos desencadenados inmediatamente antes.
Manolis Kogevinas considera que es imperativo mejorar la limpieza de las piscinas: “Al menos aquí en España, sé que en muchas ocasiones la ventilación no es la adecuada y la cantidad de cloro utilizada no se calcula con la suficiente precisión”. La normativa actual, lamentablemente, no se aplica en su totalidad. Sin embargo, en muchos lugares es imposible prescindir completamente del cloro. Esta sustancia es un desinfectante muy eficiente y, además, muy económico, comenta Manolis Kogevinas. “Distintas regiones del mundo disponen de distintos estándares”, nos dice, “y no es reprochable que las prioridades sean distintas”. En muchos países, por supuesto, lo más importante es garantizar que el agua potable esté libre de gérmenes.
¿Bendición o maldición?
Si se desinfecta agua fresca con cloro, se podría decir que el mundo está en orden. Ya que el cloro que se introduce en agua fresca, se encuentra en forma de “cloro libre‟. Su acción es antibacteriana. El agua está clara y no huele. Pero el cloro es una sustancia muy reactiva. En combinación con partículas de suciedad (caspa, sudor, pelo) se genera un residuo del cloro denominado “cloro combinado”.
A medida que aumenta la cantidad de cloro combinado en el agua, ésta comienza a oler cada vez más a cloro. Este es la fase en la que la piel suele reaccionar y los ojos pican en incluso se enrojecen. Aunque se realizara un test de cloro al agua, este confirmaría que la cantidad de cloro que contiene es suficiente. Por supuesto que este podría ser el caso, sin embargo, en muchas ocasiones no lo es.
¿Qué ha pasado?
Si se redujera la adición de cloro en el agua, ya que según las mediciones esta debería disponer de cloro suficiente, el agua se echaría a perder de todas formas, se pondría turbia y comenzaría a oler, porque en realidad no dispone de suficiente “cloro libre”.
Las tiras de medición siempre miden el contenido total (es decir, el cloro combinado y el cloro libre) de cloro en el agua. Esto es un problema. Podría darse el caso de que el contenido de cloro medido con las tiras de medición sea suficiente. Pero aún así el agua está turbia. Lo que no puede saber con este test es el contenido individual de los distintos tipos de cloro, es decir, el del cloro combinado y el del cloro libre. Las tiras de medición no son capaces de hacer esta diferencia.
Entonces, si mi piscina tiene demasiado cloro combinado, lo primero que tendré que hacer es añadir cloro de choque hasta que el cloro combinado se haya “consumido”. A este proceso se le denomina superoxidación. Después de este proceso normalmente se debe extraer el cloro combinado por medio de filtros de carbón activado. El cloro libre y el cloro combinado con partículas de suciedad, y por lo tanto inactivo, no es tan fácil de medir por separado mediante métodos de medición estándar.
En cambio, la cantidad de cloro contenida en el agua que se absorbe a través de la piel es muy fácil de detectar por medio del siguiente experimento:
Llene un vaso con agua de la piscina y realice un test de cloro con una tirita de medición.
La cantidad de cloro medida generalmente debería estar entre 1 – 3 mg/l. Esto se corresponde con la cloración habitual. Ahora remueva el agua con dos dedos durante aproximadamente 30 segundos a 1 minuto. Después, vuelva a medir el contenido de cloro de la muestra de agua. El resultado le sorprenderá: ¡El cloro ha desaparecido completamente de la muestra de agua! ¿A dónde se ha ido el cloro con tanta rapidez? Ha sido absorbido por su piel y seguirá oliendo el cloro sobre sus dedos durante horas.
Este ejemplo muestra claramente que, cuanta más gente se bañe en la piscina, más cloro deberá ser añadido posteriormente, sin que realmente haya desaparecido el contenido de cloro total. El contenido de cloro libre no debe superar el límite de 0,3 mg/l. El cloro libre, tal y como ya he dicho, solo es una pequeña parte del contenido de cloro total, pero solo el cloro libre es capaz de desinfectar eficazmente el agua. En cambio, es el contenido de cloro total el que tiene un efecto sobre nuestro organismo.
Mi recomendación es igual de clara, filtrar todo el agua que entra a los hogares, filtrar con carbón activo en bloque.
El cloro convierte muchos productos en tóxicos
Cuando los químicos en los años 30 del siglo pasado comenzaron a experimentar con la fabricación de cloro, descubrieron muchas síntesis y con ellas nuevas combinaciones con interesantes propiedades como, por ejemplo, el aumento de liposolubilidad y la baja inflamabilidad de estos materiales. El cloro es la materia prima para multitud de nuevas sustancias. Algunas son productos intermedios para la industria, otros son productos de limpieza o disolventes, refrigerantes, aceites hidráulicos, o pesticidas. Sin embargo, todas estas combinaciones tienen algo en común, que conducen a daños al medio ambiente y a la salud.
Debido a su durabilidad y a los enlaces que se producen con las proteínas propias del cuerpo, los compuestos de cloro orgánicos se almacenan mejor en el tejido adiposo de los seres vivos que los compuestos que no contienen cloro. Nuestras células y órganos no están diseñadas para eso. Por eso producen mucho daño a nuestro metabolismo. En combinación con sustancias orgánicas actúan como tóxicos en nuestro cuerpo y han sido diagnosticadas claramente como cancerígenas. Este riesgo aumenta, sobre todo, debido al enriquecimiento y longevidad del hombre, animal y medio ambiente.
¿Cuál es la solución?
Filtre toda el agua de su vivienda con un filtro de carbón activado de calidad. Los filtros de carbón activado son sistemas económicos y útiles para su propio tratamiento del agua. Se trata de bloques fuertemente prensados, en cuya fabricación no se hayan utilizado a su vez productos químicos o pegamentos desconocidos. Las empresas alemanas Carbonit y REISER fabrican estos bloques filtrantes según sus respectivas patentes, sin la utilización de gases ni productos químicos.
La eliminación de contaminantes por medio de la utilización de filtros de carbón activado de alta calidad se caracteriza sobre todo por dos procesos:
1. La eliminación física de los contaminantes por medio del bloqueo de aquellas partículas demasiado grandes como para atravesar los poros. Esta es la función más habitual y conocida del filtro.
2. Los filtros de carbón activado filtran además por medio de la capacidad de adsorción. Este es un proceso de filtración único, que también se da en la naturaleza, para la filtración selectiva de contaminantes del agua potable. Este tipo de sistemas no precisa de ninguna fuente de energía excepto la propia presión del agua, por lo que su uso es muy económico.
Ventajas de los filtros de carbón activado:
Los filtros de carbón activado no desperdician agua y no necesitan electricidad. Eliminan del agua todos los contaminantes gruesos y finos como el cloro y otras impurezas, mejorando considerablemente su sabor y olor. La sustitución regular de los cartuchos filtrantes garantiza su calidad. La eliminación eficaz de impurezas más gruesas (material orgánico como humus o algas) se consigue gracias a económicos prefiltros, en caso de que esto sea necesario. Además, los prefiltros alargan la capacidad filtrante del bloque de carbón activado posterior. Productos químicos muy concentrados (cloro, trihalometanos, fluoruros), así como herbicidas microscópicos y pesticidas se puede filtrar muy bien con bloques de coco carbonizado y horneado en vez de solo prensado. Es una microfiltración 0,45 de forma segura por el carbón activado gracias a su capacidad de adsorción.
Desventajas de los filtros de carbón activado:
Cuando el filtro simplemente consiste en los polvos sueltos de carbón activado granulado o solo prensado, pegado con adhesivos y aglomerados, así solo funcionan con un porcentaje inferior con la fuerza de adsorción que caracteriza el carbón activo; pero el agua puede fluir con facilidad alrededor del granulado suelto o por los poros grandes de bloques menos homogéneos. Los filtros de carbón activado de alta calidad se caracterizan por procesos horneados.
Un cóctel con efectos retrasados
Según la Organización Mundial de la Salud el agua contiene trece mil componentes potencialmente tóxicos, y el 80% de las enfermedades se transmiten a través del agua. Las plantas depuradoras tienen que trabajar económicamente; trabajan con lo básico. Mas todavía si son privatizadas. Esto es un peligro teniendo en cuenta que hablamos de una sustancia que necesitamos en cada momento y que su calidad influye directamente en muchísimas áreas de la vida diaria. La magnitud de este problema es mas grande que la instalación de un filtro carbón detrás de la llave de paso, que retiene muy bien las sustancias de peligro.