La noticia de que una bacteria potencialmente peligrosa haya superado las barreras protectoras de un laboratorio de alta seguridad situado a ochenta kilómetros de Nueva Orleans ha saltado a los diarios de todo el mundo.
En un informe publicado este domingo, las autoridades norteamericanas tranquilizan explicando que la bacteria liberada no entraña ningún riesgo para el ser humano, pero que el problema reside en que se desconoce el alcance de contaminación de la misma. La bacteria en cuestión se llama Burkholderia pseudomallei y se encuentra principalmente en el sudeste de Asia y al norte de Australia. Se trata de un microbio que puede trasmitirse a través del contacto con el suelo o con el agua, motivo por el cual fue clasificado como un agente bioterrorista potencial.
Funcionarios estadounidenses investigan ahora las causas de que esta bacteria potencialmente peligrosa saliera del laboratorio de alta seguridad, ya que cientos de laboratorios en todo el mundo investigan con bacterias y microbios altamente peligrosos que bajo ningún concepto deberían abandonar las paredes del centro de investigación, o al menos esa es la teoría.
El experto en seguridad bacteriológica de la Unviersidad de Rutgers, Richard Ebright, declaró al diario USA Today que «el hecho de que no puedan identificar cómo se produjo la liberación es muy preocupante«.
Para los amantes de las conspiraciones este es un tema muy interesante, porque ya se han dado varios casos de bacterias altamente peligrosas encontradas en la naturaleza cuya compleja composición evidencia que habían sido creadas por la mano del hombre en laboratorios especializados. ¿Para qué? El diario USA Today explica que la bacteria Burkholderia pseudomallei estaba siendo investigada por varios países para tratar de desarrollar su uso como arma biológica. Según el diario las cepas de esta bacteria se encuentran en el medio ambiente y son susceptibles de ser modificadas para hacerlas resistentes a múltiples antibióticos.
Y ahí aparece el principal problema y preocupación de cara a nuestro futuro: la resistencia antibacteriana. El pasado mes de diciembre, un reporte comisionado por el Primer Ministro del Reino Unido, David Cameron, indicó que las bacterias resistentes a los antibióticos, conocidas como ‘súperbacterias’, podrían matar en 2050 a más personas que el cáncer. Esto sucede por varios motivos, entre ellos el uso inapropiado de los antibióticos y la búsqueda incansable de la rentabilidad liderada por las empresas farmacéuticas.
Es muy común en la cría de animales el uso de antibióticos en los alimentos como forma de prevención de enfermedades. El 80% de los antibióticos que se fabrican en Estados Unidos los consumen los animales de granja cuya carne y leche luego consumimos los humanos volviéndonos resistentes a sus efectos.
Otro gran problema es la falta de interés en la investigación de nuevos antibióticos. Las grandes industrias farmacéuticas se han centrado los últimos treinta años en desarrollar medicamentos destinados a tratar enfermedades crónicas, de cara a conseguir un mayor beneficio. Además, la búsqueda de medicamentos antibióticos es un trabajo que supone una gran inversión que puede no ser recuperada si las bacterias se adaptan rápidamente al nuevo antibiótico desarrollando resistencia hacia él, lo que reportaría bajos beneficios para las farmacétucias.
Lo cierto es que, independientemente de las teorías conspiranoicas, los datos científicos no mienten. Las bacterias mutan y se vuelven resistentes a los medicamentos que existen actualmente mientras una guerra bacteriológica se prepara en laboratorios de todo el mundo en donde se crean al mismo tiempo superbacterias y sus vacunas. Las farmacéuticas a cargo de los laboratorios buscan la manera de enriquecerse más cada día, y todos sabemos que esa manera no pasa precisamente por poner los ‘medicamentos milagro’ descubiertos al alcance de todos nosotros.