Esta reacción tardía en gran parte se debe, a que el Ministerio de Salud se encuentra de lleno trabajando en la solución de problemas internos, por lo que se ha visto sorprendido ante el rápido avance de la epidemia, cuestión que no puede volver a ocurrir.
Las imágenes y relatos de cómo funcionaron los protocolos de emergencia ante la falsa alarma de un caso de ébola registrada este domingo 12 de octubre en el Hospital Barros Luco -de Santiago- nos dejaron más dudas que certezas. Tal como señala la OMS, los trabajadores sanitarios que atienden a pacientes con infección presunta o confirmada por el virus del Ébola deben aplicar, además de las precauciones generales, otras medidas de control de las infecciones para evitar cualquier exposición a la sangre o líquidos corporales del paciente y el contacto directo sin protección con el entorno posiblemente contaminado. Resultó evidente que los enfermeros que atendieron a este paciente no contaban con la indumentaria ni la capacitación necesaria para hacer esta tarea.
Aunque resulte casi alarmante subrayarlo, la verdad en esta materia es imprescindible. Las declaraciones emitidas el 9 de octubre por el presidente de la Asociación de Médicos del la ex Posta Central, Oscar Orellana, en orden a que “no les ha llegado ningún instructivo” para actuar en caso de ébola y que hasta ahora no han visto “ningún traje especial” para enfrentar un eventual contagio de esta enfermedad altamente contagiosa, muestran que la autoridad sanitaria de nuestro país ha reaccionado de manera tardía, burocrática e insuficiente.
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Control en puertos
Para evitar la llegada del temido ébola no sólo es necesario controlar fuertemente el ingreso de pasajeros en aeropuertos, sino que también es urgente llevar a cabo un plan especial de control de Ébola en los puertos marítimos a nivel nacional.
Con este fin, debe instruirse a las Comisiones de Recepción de Buques (presentes en cada puerto a nivel nacional y que están compuestas por la autoridad marítima, el SAG, la PDI, Aduana y el servicio de salud respectivo) a que sometan a un estricto y adecuado control a las personas provenientes de países con presencia de ébola.
En Chile el sistema de puertos es concesionado, por tanto, es necesario que las Comisiones de Recepción de Buques, se anticipen solicitando a las Agencias Navieras el listado de arribo de buques de los próximos treinta días, para llevar a cabo procedimientos de control epidemiológico.
Ante la crisis internacional por la mencionada epidemia cabe preguntarse: ¿los servicios de salud chilenos cuentan con los recursos y el personal adecuado para llevar a cabo un eficiente plan de control epidemiológico en puertos? Si no es así, el Estado debe asignar los recursos y capacidades necesarias para estar a la altura de la urgencia presente.
La epidemia de ébola no sólo es un asunto de salud pública, sino también de seguridad nacional, por tanto, el Estado debe tomar todas las medidas necesarias, sin escatimar en costos, para abordar esta materia.
Nadie dice que actuemos de forma alarmista, pero debemos reconocer que hasta ahora no hemos aplicado los controles necesarios, eficaces ni tenemos una verdadera política preventiva, que abarque no sólo hospitales para los contagiados, sino también controles en aeropuertos, puestos fronterizos y aduaneros, puertos y ciudades limítrofes.
La urgencia presente exige sacar lo mejor de nosotros mismos como sociedad para evitar un daño mayor. No hay excusas para no hacerlo.
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