El exceso de trabajo es la principal causa de estrés en el cuerpo del ser humano. Según la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y la OMS, las causas particulares del estrés laboral son: exceso o escasez de trabajo, horarios estrictos o inflexibles, inseguridad laboral, malas relaciones con los compañeros y falta de apoyo por parte de la familia.
Pero aquí te presentamos los síntomas de estrés más frecuentes que reseña la revista de salud Webconsultas.
Emociones: depresión o ansiedad, irritabilidad, miedo, nerviosismo, confusión, fluctuaciones del estado de ánimo, etcétera.
Pensamientos: excesivo temor al fracaso, excesiva autocrítica, olvidos, dificultad para concentrarse y tomar decisiones, pensamientos repetitivos…
Conductas: risa nerviosa, trato brusco hacia los demás, incremento del consumo de tabaco, alcohol y otras drogas, aumento o disminución del apetito, llantos, rechinar los dientes o apretar las mandíbulas, etcétera.
Cambios físicos: tensión muscular, manos frías o sudorosas, insomnio, dolores de cabeza, fatiga, problemas de espalda o cuello, indigestión, respiración agitada, perturbaciones en el sueño, sarpullidos, disfunción sexual, etcétera.
Por eso, hoy en El Ciudadano te ofrecemos 5 ejercicios sencillos para combatir este mal que afecta la salud y logres sacar la tensión de tu cuerpo.
El primer paso es la respiración: basta con tomar tres respiraciones largas cada vez que uno se enfrenta a una situación estresante (a la hora de comenzar un trabajo escrito, de hablar seriamente con alguien, de trabajar largas horas…). Una vez que las respiraciones se vuelven un hábito, es posible repetir estos patrones en otros momentos del día. Es así que uno, casi sin darse cuenta, se vuelve más paciente, calmado y disfruta más el momento, e incluso se puede cambiar de perspectiva y alcanzar nuevas soluciones.
Aflojar la nuca con suavidad: Inclina la cabeza hacia adelante y atrás, hacia un hombro y al otro. Realiza giros con la cabeza hacia un lado y otros como haciendo círculos con la nariz.
Estiramiento para las piernas: En cuclillas, con las palmas apoyadas en el piso, levanta la rodilla izquierda hacia el pecho y extiende lo más que puedas tu pierna derecha hacia atrás. Baja suavemente el torso, tan cerca del piso como puedas. Quédate así por alrededor de 10 segundos. Relájate y repite este procedimiento cinco veces con cada pierna.
Para la columna: Sentado en una silla, relaja la columna hacia adelante, aflojando la cabeza entre las piernas y colgando los brazos. Sube y baja lentamente. Coloca las manos detrás de la nuca y lleva los codos hacia abajo y el mentón al pecho, respira en esa posición tratando de aflojarte. Relaja la mandíbula.
Pero, el último y muy importante paso es la meditación, aprender a escuchar a las personas, permitirse a uno mismo cuestionarse todo y por todo, y nunca olvidar los objetivos: aceptar, reconocer, estar tranquilo o sereno para afrontar cualquier situación, incluso hasta para conversar. Demuestra tu disposición de querer hacer las cosas y comprometerte contigo mismo. Verás que avanzarás y cambiarás tu forma de actuar con conciencia.