El bosque de Crystal Falls, en Michigan, Estados Unidos, conserva un hongo de hace más de 2.000 años, que pesa más que tres ballenas azules juntas y tiene potencial para el desarrollo de la cura del cáncer.
Su nombre científico es Armillaria gallica, un tipo de hongo de miel que se desarrolla bajo el suelo y llega a medir hasta 10 centímetros de largo en el exterior. Fue descubierto hace más de 30 años por Jim Anderson.
Este tipo de organismo es común en los bosques templados de Asia, América del Norte y Europa. Crecen sobre madera muerta para acelerar la descomposición.
Cuando fue descubierto en los años ’80, se dijo que abarcaba 37 hectáreas de Crystal Falls y pesaba 400 toneladas, estableciendo un récord como el organismo de este tipo más grande del planeta.
Sin embargo, el organismo que lidera el ranking de los más enormes del planeta es el hongo Armillaria ostoyae, que se encuentra en un bosque de las Montañas Azules de Oregón.
Descubierto en 1998, este hongo cubre aproximadamente 9.000 millones de metros cuadrados (unas 900 hectáreas) y se estima que puede tener una edad superior a los 8.000 años, precisa ABC.
La medicina moderna y la comunidad científica creen que el Armillaria gallica tiene uno de los genomas más estables del mundo natural y puede contener propiedades para la cura del cáncer, el VIH y el virus zika, ya que tiene una tasa de mutación extremadamente baja que evita alteraciones potencialmente dañinas a su código genético, destaca la BBC.
Acerca de esto, Anderson afirma que «el Armillaria gallica podría proporcionar un contrapunto a la inestabilidad del cáncer”.
De acuerdo con la organización Science mag, el genoma del hongo de la miel tiene una tasa de mutación muy lenta, con solo 163 cambios genéticos entre los 100 millones de bases del genoma.
Las tasas de mutación a menudo reflejan la rapidez con que un organismo puede evolucionar, y este hongo, al parecer, no evoluciona muy rápido.
Según datos del medio británico, más del 90 % de los 3,8 millones de hongos que se estima que hay en el mundo son desconocidos para la ciencia. Solo en 2017 los científicos describieron 2.189 nuevas especies de hongos.
Actualmente, su uso en la industria farmacéutica es considerable, sus propiedades pueden eliminar algunos virus y alrededor del 15 % de las vacunas y medicamentos que se producen biológicamente provienen de hongos.
«Ya se considera que algunos hongos podrían actuar contra las enfermedades virales», dice Riikka Linnakoski, patóloga forestal del Instituto de Recursos Naturales de Finlandia.
A pesar de estos alentadores datos, no existe una prueba contundente y certera de la eficacia antiviral, por lo que existe cierto escepticismo para aprobar un medicamento definitivo derivado exclusivamente de los hongos.
En el particular de la especie Armillaria gallica, se trata de un oportunista parásito que hace vida en árboles debilitados a causa de la pudrición de la raíz y ha recibido la atención internacional.
Desde el punto de vista turístico, este individuo es conocido popularmente como el «hongo humungous«, y es una atracción fuente de inspiración para un festival anual del hongo en Crystal Falls.
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