Hablar de un tema que engloba tantos conceptos y cargado de tantos prejuicios, además de un veto social que ha sido impuesto en las sociedades por herencia cultural o religiosa, es algo bastante difícil de hacer sin generar controversia o animadversión en lectores con exceso de sensibilidad
Pero como en el mundo del internet todo es valido, prosigo. Sí, es posible recuperar tu virginidad (hablo de ellas) si entendemos como “volver a ser virgen” el hecho de “rehacer tu himen”, una membrana delgada y frágil por el que determinamos -sin tener conocimiento alguno- cuando una mujer ha tenido relaciones sexuales.
Empecemos por aclarar algunos términos. Normalmente las mujeres nacen con un himen que las protege de infecciones en sus primeros años de vida, pero cada persona es distinta y existen caso de chicas que nacen sin esa membrana.
Además que las hay de todas las formas, y muchas son tan frágiles que pueden romperse por otros motivos que no tienen nada que ver con una penetración por parte de un pene, pero ese es un tema extenso y el común denominador lo entiende así: un himen roto, ya no eres virgen.
El detalle es que muchas mujeres, tras superar siglos de hermetismo y misterio, han comenzado a “recuperar su virginidad” tan solo con pagar una buena cantidad de dinero con algunos tratamientos, que van desde cremas hasta la intervención quirúrgica, con tal de recobrar la pureza perdida cuantas veces desee.
Una compañía india lanzó en 2012 un producto que garantizaba a las mujeres volver a ser vírgenes, una crema cuyos componentes naturales permitirían estrechar la vagina, rejuvenecerla y de este modo poder “sentirlo como la primera vez”. Su nombre: “18 otra vez”.
Otra opción es usar un himen artificial, que puedes comprar perfectamente en cualquier sexshop, que le hace creer al hombre que de verdad está quitándole la virginidad a una mujer.
El médico le reveló a ese periódico que una prostituta llevaba nueve cirugías y cobraba hasta 2.000 dólares por entregar su “inocencia”.
Los casos varían por posición social y por religión, pero lo más estremecedor de todo esto es que las experiencias sexuales no pueden borrarse, ni con cremas, ni cirugías. Y a los hombres nadie les pide un certificado de “virginidad”.
Así que mejor dejemos de pensar en una idea que no aplica en ambos sexos.
Disfrutemos de nuestra vida sexual con independencia, autonomía, curiosidad, libertad y madurez.