8 grandes mentiras de la serie «Sex and The City» que de seguro creías eran verdad

¿A quién no le gustan las maratones de Sex and The City? Por suerte, la serie es atemporal y la podemos ver cuando queramos

8 grandes mentiras de la serie «Sex and The City» que de seguro creías eran verdad

Autor: Pato Lakes

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¿A quién no le gustan las maratones de Sex and The City? Por suerte, la serie es atemporal y la podemos ver cuando queramos. Pero en ocasiones, las historias con las que tanto disfrutamos rozan lo irreal. No nos malinterpretes, somos fans de Carrie Bradshaw y sus amigas, pero hay algunas mentiras entre todo lo que nos hicieron creer y que es hora de subrayar en negrita.

Vamos allá:

1. Un pene pequeño es un factor decisivo. En el mundo de Samantha Jones y el resto de chicas, encontrarse un miembro pequeño es peor que la halitosis o un delito grave. Pero, en realidad, no tiene porque acabar con el juego. Todas tenemos nuestras preferencias. Y de hecho, hay quien dirá que en el pote pequeño está la buena confitura.

 2. Te pueden dejar por hablar mal. Al parecer, lo peor que puede hacer un chico si le sueltas alguna frase como: “Sé que te encanta cuando te meto el dedo en el culo» (estamos mirándote a ti, Miranda Hobbs) es reírse entre dientes y demostrar ser políticamente correcto, pero mintiendo en el fondo. Pero no. Desde luego, no te va a echar de la cama a patadas.

3. Hacerle una felación al mensajero es una posibilidad real. Es martes, el repartidor de pizza llega a la oficina para su entrega habitual y tu te sientes con generosa. De pronto se inclina hacia ti y… ¡espera un momento! ¿En serio? ¿Crees que esto puede suceder en la oficina, en un día y en una laborable?Probablemente es una fantasía y nada más.

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4. Vibradores confiscados. Si tus amigas irrumpen en tu piso para confiscarte un juguete sexual que has estado utilizando, seguramente les dirías a tus amigas que vuestra relación necesita un poco de aire, o directamente cortarías por lo sano. No nos vamos a engañar, lo que haces o dejas de hacer con tus juguetes es algo demasiado privado y sería raro, raro, que tus amigas actuaran como perros guardianes. Aún así, aplaudimos ese momento en el que Charlotte entregó su conejito rampante.

5. El sexo con extraños es alucinante. Si algo está claro es que el sexo de una noche es bastante habitual en Sexo en Nueva York. Noches de sexo esporádico que siempre van viento en popa. Pero, ¿cuántas veces pasa eso en la vida real? Si no están borrachos, son patosos… Y aún así, Samantha siempre tiene el mejor orgasmo de su vida. ¿Cómo lo consigue?

6. Hay hombres atractivos en cada esquina. Es como si Carrie y sus amigas no se quedaran nunca sin hombres a los que devorar. O bien nos estamos perdiendo algo y ellas no, o es una serie de televisión que es poco realista en cuanto a lo que cuesta encontrar hombres atractivos.

7. Tirarse pedos en la cama con un tío es firmar tu sentencia de muerte. Cuando Carrie, una mujer de unos treinta años, se tiró un pedo en la cama con Mr. Big, un hombre con el que había estado saliendo durante un tiempo, ella salió de la cama dando un salto de circo y se escondió como si fuera una adolescente. Pero si este “incidente” sucede en la vida real, o bien se hace como si no pasara nada, o se tira de sentido del humor. Siempre es más fácil reírte con tu chico de la situación, o simplemente dar las gracias porque no ha ocurrido justo cuando él estaba regalándote una sesión de sexo oral.

8. Las mujeres hablan en voz alta sobre todos los detalles de su vida sexual. Nos referimos a hablar de penes grandes, de fingir en la cama, del sexo anal… Ningún tema está prohibido a la hora de cenar, en el bar o en clase de yoga y siempre con el volumen lo más alto posible. Está claro que es así con nuestras amigas de confianza, pero también es verdad que sabemos mantenernos calladitas si estamos probándonos unos zapatos delante de la dependienta.


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