Los turistas extranjeros que visitan el mágico, místico y extraordinario Monte Roraima no solo buscan deslumbrarse con las gigantescas paredes verticales que albergan inédita diversidad de flora y fauna en los más de 2.810 metros de altura, sino que los viajeros andan a la caza de saciar su deseo sexual con los porteadores (cargadores de maletas) indígenas pemones venezolanos.
Esta fantasía sexual de los extranjeros que en algunos casos es remunerada, podría traer como consecuencias la desvalorización del indígena, el contagio de enfermedades de transmisión sexual y la conformación de una red de prostitución en el tepuy más antiguo del planeta.
En una entrevista realizada a varios porteadores, se pudo conocer que de 30 pemones masculinos que llevan las cargas de los extranjeros, por lo menos la mitad mantiene sexo con extranjeras “eso dependerá de la cantidad de mujeres turistas que visitan la montaña, de la galanería de nosotros, de la cantidad de licor que se haya bebido y de la suerte que tengamos”, dijo el pemón Pedro.
Otro indígena que prefirió no dar sus datos también expresó que todo lo que sucede en la montaña allí se queda: “Cuando llegamos al pueblo de Santa Elena de Uairén nadie dice nada ni se comenta. Sí te he visto ni me acuerdo. Además, ellas quieren saber cómo somos los criollos y nosotros les enseñamos a las europeas, alemanas, brasileñas, norteamericanas y otras”.
Fernanda Pizzolante turista proveniente de Italia indicó: “El Roraima es bello y su gente también”, pero al interrogarle si había tenido sexo con un indígena se sonrojó respondiéndo “Tenía curiosidad por saber cómo eran y estoy sorprendida. Todo me gusto. Venezuela es un paraíso”.
Por su parte, Amalia Ambrosío de España comentó que la travesía por el Monte Roraima le hizo transformar su visión de mundo.
«Hoy digo que Venezuela es distinta, y aunque ya no se ven indios en guayuco estos seres son extraordinarios así como sus tierras y sus paisajes. Si Dios existe está en estas tierras».
Manuel Cabrera, quien es antropólogo y profesor del doctorado de etnopsiquiatría de la Universidad de Los Andes, Venezuela, manifestó que las sociedades del mundo perciben a los indígenas venezolanos como algo antiguo, refiriéndose a estas poblaciones como los otros o convirtiéndolos en un objeto sexual.
“Una de las razones es que vemos a los indígenas como algo viejo y nada más equivocado, porque están viviendo el siglo XXI. Además, pensar en una población indígena no globalizada sería un absurdo”, señaló al tiempo que dijo: “El propio despojo a los indígenas de sus territorios en el siglo XVI fue producto de la globalización europea y Europa se globalizó, momento en que se vio a todos lo indígenas africanos, asiáticos, americanos como una otredad”.
El antropólogo destacó que cuando el indígena se vuelve un objeto sexual, porque mantiene relación sexual voluntaria con un turista está siendo víctima de una trasgresión “estas sociedades piensan que blanco es blanco, negro es negro… Y el deseo de poseer a ese otro se convierte en la violación de toda norma o cultura y esto es causa de los objetos de excitación en lo erótico para nuestras sociedades”.
Cabrera expresó que está forma de obtener sexo pagado o gratis con aborígenes venezolanos es una dominación del cuerpo “Antes la dominación del cuerpo se consumaba por violación. Hoy en día, es por acuerdo mutuo o por contrato. Lo curioso del caso, es que estas personas llegan hasta el territorio del indígena a poseer su cuerpo, en una montaña cerca del cielo representando al indígena como a un ángel”.
Acotó que este fenómeno de la otredad también ha alcanzado a los indígenas y conllevaría a una prostitución consciente e inconsciente así como otras de las consecuencias serían contraer enfermedades de transmisión sexual y la desvalorización de la cultura indígena.
“La dominación se da a través de la subordinación del cuerpo que está al servicio turístico, donde los extranjeros piensan que también pagan ese cuerpo con el paquete de turístico y donde el deseo está es en la piel”, resaltó el profesor al hacer un llamado a los pueblos aborígenes “hay que vencer la vergüenza étnica que instaló el europeo en nuestras tierras a través del catecismo y la educación hegemónica”.
Venezuela cuenta con gran número de monumentos naturales extraordinarios, imponentes e importantes y entre ellos está el Monte Roraima, reseñada por primera vez por el explorador Sir Walter Raleigh en el año 1596. Este tepuy se encuentra localizado en el Escudo Guayanés, en el extremo sureste del majestuoso Parque Nacional Canaima, ubicado en Venezuela.
La gran hazaña de los turistas de pasar el océano atlántico, llegar a suramérica y adentrarse en la tierra venezolana para realizar una excursión de 6 días, donde recorres varios kilómetros diarios por terrenos difíciles, requiere el uso razonable del cuerpo y cerebro para conocer el cerro, descrito como “un pedacito de cielo en la tierra” y “La Madre de todas las Aguas”.