Poco después del mediodía, la activista y líder trans Amancay Diana Sacayán fue hallada asesinada en su casa, un departamento de Flores. Coordinadora del Movimiento Antidiscriminatorio de Liberación (MAL), líder trans de la Asociación Internacional de Lesbianas, Gays y Bisexuales (Ilga), y colaboradora de la revista El Teje –la primera publicación periódica producida enteramente por trans– y el suplemento Soy, de este diario, Sacayán trabajaba en el Programa de Diversidad Sexual del Inadi, y había militado fuertemente la ley de cupo laboral trans que la legislatura bonaerense sancionó en septiembre. Como parte de su activismo, había comprometido su presencia en el XXX Encuentro Nacional de Mujeres, que se realizó el fin de semana en Mar del Plata; su ausencia fue lo que encendió la alarma. Ayer, un amigo que no podía comunicarse con ella fue a buscarla; la puerta del departamento, en Rivadavia al 6700, estaba abierta; en el piso había sangre. Sacayán fue apuñalada. La causa recayó en la fiscalía a cargo de Matías Di Lello. La titular de la Unidad Fiscal Especializada de Violencia contra las Mujeres (UFEM), Mariela Labozzetta, ofreció colaboración en el caso, y planteó la necesidad de recurrir al protocolo para los casos de femicidios implementado por UFEM. Sacayán tenía 40 años y hace tres recibió de manos de la presidenta Cristina Fernández, durante un acto en Casa Rosada, el DNI que respetaba su identidad de género.
Sacayán fue hallada pasadas las 13. Poco después, llegaron al lugar médicos del SAME, que constataron que había fallecido, y efectivos de la Comisaría 38ª de la Policía Federal (PFA). Por la tarde, integrantes de la División Homicidios y de la Unidad Criminalística Móvil de la PFA peritaban el departamento para establecer causas de muerte y dar con posibles rastros de quien la asesinó. Fuentes de la investigación informaron que la activista fue apuñalada reiteradas veces. La puerta del departamento fue violada desde dentro, por lo que los pesquisas creen que quien escapó tras matar a Sacayán –quien acostumbraba cerrar con llave al entrar en su casa– no encontró las llaves para abrir y debió forzar la entrada. El dormitorio estaba desordenado, pero no parecía faltar nada, por lo que los investigadores descartan el robo como móvil.
El sábado por la noche, Sacayán habría llegado a su casa en compañía de un hombre al que conocía desde hacía años, y “al que no veía desde hacía mucho”, contaron fuentes cercanas a la dirigente a este diario. Ese hombre fue visto por al menos tres testigos, ninguno de los cuales lo vio salir. Luego, habría llegado una tercera persona, cuya identidad anoche no se había establecido. El asesinato se habría cometido entre el sábado y el domingo, algo que la autopsia establecerá con precisión.
Sacayán tenía padres de origen tucumano, que cuando ella tenía nueve meses migraron a la provincia de Buenos Aires y se radicaron en Gregorio de Laferrère. Asumió su identidad de género a los 17 años; durante doce años se prostituyó para vivir; fue perseguida por la policía y estuvo presa. En uno de esos períodos en una cárcel, de hecho, fue que se conocieron con otra gran líder trans argentina, Lohana Berkins, quien ayer recordaba su humor (ver aparte).
En 2007, con sus compañeras y compañeros de MAL, la asociación cuyo nombre gustaba decir en voz alta cada vez que tenía oportunidad, militó y logró que el Ministerio de Salud de la provincia de Buenos Aires emitiera una resolución para que los hospitales bonaerenses respetaran la identidad autopercibida de las personas trans o travestis. En 2012, pocos meses después de haber recibido –durante un acto en Casa Rosada, de manos de la Presidenta– el DNI que respetaba su propia identidad de género autopercibida, se candidateó a defensora del Pueblo del partido de La Matanza.
El 17 de septiembre de este año, a instancias del impulso del MAL, y mediante la presentación de la diputada Karina Nazábal, la legislatura de la provincia de Buenos Aires sancionó la Ley de Cupo Laboral para Personas Trans en el Estado bonaerense. Sacayán, que militó el proyecto, dijo ese mismo día a este diario que fue “una gran noticia para la comunidad LGBT, porque nos permite iniciar el camino para poder pensar a la comunidad trans en un lugar igualitario en el ámbito laboral”, al tiempo que alentaba a abandonar “la ubicación del colectivo en el ámbito de la prostitución, que actualmente alcanza el 95 por ciento de la población trans”.
Dos semanas antes, cuando se dirigía a tomar un colectivo hacia La Plata, para presenciar un debate previo por la ley, Sacayán había sido golpeada y detenida por agentes de la Policía Metropolitana. En la calle, un hombre le había proferido un insulto transfóbico, contó a Página/12, y no tenía por qué dejarlo pasar. Se defendió. Sacayán, que ante todo era activista, explicó: “No podemos vivir amenazadas por las propias fuerzas de seguridad que deberían cuidarnos. Y además, ¿qué es esto de que vamos por la calle y nos griten ‘travas de mierda’? Somos sujetas de derechos”.
Fuente: Página 12