1. Rotación de pelvis. Parada, con las piernas abiertas y las manos en la cintura, realiza círculos sobre el eje del cuerpo. Con cuidado de no levantar los hombros.
2. Balanceo de pelvis. Acostada boca arriba, inspira y balancea la pelvis hacia atrás, arqueando la parte inferior de la espalda. Al exhalar, deja que la pelvis vuelva lentamente hacia adelante. Realiza el ejercicio muy lentamente, manteniendo la pelvis levantada. El beneficio extra: ayuda a aliviar los dolores menstruales.
3. Elevación de pelvis. Acostada boca arriba, con las rodillas flexionadas y levantadas, inspirá y balanceá levemente la pelvis arqueando la parte inferior de la espalda. Al largar el aire, levanta ligeramente la pelvis, comenzando por el sacro, hasta que se separe del suelo. Continua el movimiento, levantando vértebra por vértebra, hasta quedar apoyada solamente por los hombros y los pies. Vuelve a la posición inicial con un movimiento lento y suave.
4. Rotación de caderas. De pie, con las piernas separadas y levemente flexionadas, y las manos en las caderas, rota la pelvis varias veces hacia atrás y hacia ambos lados. Luego, repite la misma secuencia hacia adelante. Las claves: que las caderas -y no las piernas- guíen el movimiento y mantener los muslos y los glúteos relajados.
La recomendación es realizar las secuencias varias veces y en los casos en que sea necesario, hacia ambos lados. Y, después, sólo pensar en gozar.
Por la licenciada Diana Resnicoff, psicóloga y sexóloga clínica, miembro de la Federación Latinoamericana de Sexología y Educación Sexual.