Las tendencias sexuales que le dieron sentido al 2016 (y que tienes que probar)

Este año trajo muchas inquietudes sexuales. Se habló mucho del BDSM, tener sexo con diferentes personas, la necesidad por controlar las sensaciones sexuales del cuerpo y la inclusión de tecnología en las diferentes prácticas.

Para mí estas son las tendencias sexuales que definieron el año:

Gang bang

Es el encuentro sexual soñado del año. Ha venido tomando mucha fuerza en Latinoamérica, tanto que los bares swinger han decidido dedicar días especiales a este tipo encuentros.

Gang bang es un tipo particular de orgia. La conforman una mujer y varios hombres (más de tres) o un hombre y varias mujeres. Todo de acuerdo a las preferencias sexuales del hombre o la mujer en cuestión.

Estas son las reglas de este juego:

El hombre que llegue al orgasmo sale de la habitación.

Las relaciones son por turnos y se realiza una rifa.

Las mujeres deben estar disfrazadas para entrar a la habitación.

Al hombre que se le baje, no se lo maman.

Karezza

El sexo tántrico dejó de ser popular hace un par de años, después de que muchos hombres se quejaran por dolores en los testículos y, en el peor de los casos, pérdida total de la eyaculación. Entonces muchas parejas se vieron angustiadas por prolongar el tiempo el acto sexual y encontraron el Karezza. Una técnica hindú inspirada en las caricias.

Algunos le llaman el renacer del sexo tántrico, mientras otros le definen solo como una rama del mismo. El principal objetivo de esta técnica es abolir el orgasmo con prácticas similares a las del sexo tántrico: respiración profunda y movimientos lentos.

Sin embargo, los estudios ginecológicos y urológicos han demostrado que con esta técnica se adquieren micro orgasmos, por lo que el hombre tendría varias eyaculaciones pequeñas durante toda la penetración preservando la erección, evitando el dolor de huevas y prolongando el tiempo en el coito.

Sexdiet

La nueva tendencia para bajar de peso. Se incrementan los encuentros sexuales y se planea una rutina acuerdo a las necesidades de cada quien. Por ejemplo, tonificar piernas, brazos, muslos o glúteos. Y el cardio lo definen la rapidez y el tiempo de los movimientos: arriba abajo, circulitos, etc.

Tickling

Es la tendencia en furor de los adolescentes. Su práctica se fundamenta en exponer cómo las cosquillas son potenciales productoras de placer y felicidad simultáneamente, bajo satisfacción sexual, las cosquillas multiplican la sensación de felicidad y placer.

Algunos sexólogos han empezado a implementar esta técnica como una estrategia para romper el hielo en pareja, acabar con la timidez, seducir e incrementar la sensación de los orgasmos.

Pegging

Es mi tendencia sexual favorita. Las mujeres han logrado independencia económica por lo que sus exigencias sexuales también están tornándose más fuertes. El pegging nace a partir de esas exigencias que se fundamentan en la curiosidad y la necesidad de experimentar cosas nuevas.

Es el término urbano que define el acto por el cual la mujer penetra al hombre por el ano, usando sus dedos o un juguete sexual diseñado específicamente para esto, lo encuentra en cualquier sex shop como “arnés”.

Porno activista

El porno también tiene una nueva tendencia. Propone un enfoque dominante en la mujer. Es ella quien decide cómo se desarrolla y desvuelve el acto sexual. La eyaculación masculina pasa a segundo plano y el squirt es la prioridad.

He visto varios de estos videos y pienso: “Por fin la industria del sexo le dedica una categoría a la mujer que odia ser dominada en la cama”.

Chat erótico

Una reinvención del sexting. Las parejas ya están aburridas de enviarse fotos y videos para calentarse. Por eso, para este año las aplicaciones dedicadas a la imaginación erótica han sido muy descargadas.

Esta tendencia propone un chat con una persona desconocida y en él se desarrolla una historia erótica sexual que los mismos chateadores construyen, la finalidad es excitarse mientras la historia se construye y masturbarse al recordar la historia.

Esta tendencia está siendo viral para solteros mayores de 30 años, que le encuentran mayor placer en las palabras que en el propio voyerismo.