Primero está la negación, confundes retraso con irregularidad; de un día para otro llega la desesperación… en mi caso corrí a un laboratorio a hacerme una prueba de sangre para saber si estaba embarazada, fuese cual fuese el resultado sabía que no lo iba a tener: no era una opción.
Fuimos a recoger los resultados mi novio y yo, sabíamos que era positivo aún sin ver el papel pero tuvimos que verlo, siempre existe la ligera oportunidad de que no sea verdad. Ese mismo día preguntamos en un Centro de Salud cuáles era los requisitos, como no tenía Seguro Popular tuve que hacerme los análisis en un laboratorio privado, para poder acceder a la Interrupción legal del Embarazo (ILE), un vil aborto.
Te piden miles de exámenes que se reducen a ‘prenatales’ para un laboratorio, me sacaron sangre y lo peor llegó: un ultrasonido; el técnico da por hecho que vas con esperanza y cuando subió el volumen para escuchar su corazón el mundo se paró y no le pude decir que no lo hiciera.
Por primera vez en mi vida odie un puente, era un 2 noviembre, así que tuve que esperar… esperar más.
En el Centro de Salud hay miles de filtros, la gente habla contigo y la verdad es que nadie hace nada por intentar de que cambies de opinión, yo en lo personal lo agradezco. Un ultrasonido más, una trabajadora social, enfermeras, muchas enfermeras y (que yo recuerde) ningún doctor.
El momento en el que decides seguir o no llega cuando te dan la primera pastilla, la tienes que tomar ahí frente a ellos porque esa sirve para detener el crecimiento del feto, te dan otra que debes tomar en exactamente 24 horas y ¡eso es todo! Regresa en una semana para saber que todo está en orden.
Las personas no somos muy listas y tendemos a flagelarnos: fui a trabajar, ¿qué tan malo podía ser? Tomé la pastilla y creo que hubo una reacción entre pánico y lo que tomé, me dio una especie de crisis nerviosa, junto con temperatura así de la nada, de un segundo para otro. Le llamé a mi novio y como siempre, no llegó.
Salí, tomé un taxi y nos vimos a medio camino, definitivamente fue un ataque de pánico porque se pasó en menos de dos horas. Me llevó a comer y después a mi casa… porque se tenía que ir a la escuela, ahí se terminó el pánico y vino la certeza de que tomé la mejor decisión, porque YO tomé esa decisión.
Esa tarde ha sido la peor de mi vida, los peores cólicos de mi vida y el peor sangrado que he experimentado, ¿cómo le pides a alguien que te lleve a un hospital sin decirle la verdad? Aguantas, no queda de otra.
El dolor me hizo quedarme dormida… al día siguiente te levantas, te bañas, te arreglas y te vas a trabajar, la vida sigue, nada cambió y no me arrepiento.
Foto: Especial
La Secretaría de Salud del Distrito Federal asegura que más de 116 mil mujeres se han realizado la Interrupción Legal del Embarazo, desde que se legalizó en 2007 y hasta 2013.
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