Seguro que ya has oído hablar de la viagra femenina, esa pequeña pastillita rosa que promete incrementar el deseo sexual femenino. Después de dos intentos, al final, la FDA la aprobó el pasado 18 de agosto. Aunque el nombre de viagra no es adecuado del todo (la fibanserina afecta a los neurotransmisores y no al flujo sanguíneo de los genitales como la viagra masculina), sí que consigue aumentar el deseo sexual femenino.
Y aunque no lo creas, casi el 11% de las mujeres entre 18 y 44 años sufren problemas de deseo sexual preocupantes, siendo la angustia la palabra clave. “Nadie sabe realmente lo que significa tener una libido normal”, afirma la terapeuta sexual Nan Wise. “Es un problema si la mujer cree que lo es”. Otros expertos en el mismo campo han corroborado el argumento. Laflibanserina trata la disfunción sexual femenina, que es la falta de interés en la actividad sexual, fantasías, placer o excitación (incluso tras la ayuda de estimulación de la pareja) durante más de seis meses, siempre y cuando no tenga otra procedencia aparente.
Si todo esto te suena, echa un vistazo a alguna de las causas más frecuentes de la falta de libido.
La píldora anticonceptiva
El deseo sexual está parcialmente controlado por las hormonas, como la testosterona. Hay algunos anticonceptivos hormonales que pueden reducir su producción, dejando menos en el cuerpo para acelerar tu libido. Hasta un 25% de mujeres sienten que su deseo sexual disminuye al tomar la píldora, aunque, de acuerdo con la vicepresidenta de educación en el American College of Obstetricians and Gynecologists, Sandra Carson, las mujeres más jóvenes tienen menos probabilidades de verse afectadas en comparación con las más mayores. ¿Una solución rápida? Cambiar a otros métodos anticonceptivos, como el DIU u otras pastillas con distinta composición.
Depresión
Estar deprimida y tomar antidepresivos puede acabar con tu deseo sexual. “El sexo se convierte en lo último en tu lista de prioridades cuando estás atravesando un momento difícil, como una enfermedad donde se te acaban las energías”, afirma Emily Nagoski, autora del libro Come as you are. Esto puede explicar por qué los problemas de tiroides, que también controlan elmetabolismo, pueden tener efectos secundarios sobre tu deseo sexual. No hace falta tener una fuerte y arraigada depresión para perder el apetito sexual. Un gran culpable es también el estrés de cada día. De hecho, nuevos estudios revelan que el bajo ritmo cardíaco (vinculado a los altos niveles de estrés) está asociado con la disfunción sexual. “El cortisol y la adrenalina que vienen con el estrés cambian la forma en que el cuerpo responde al sexo”, dice Nagoski. ¿Qué puede ayudarte? El ejercicio(porque tu cuerpo cree que has escapado del estrés) y el descanso. Si consigues dormir una hora más al día, hay un 14% de probabilidades de que te apetezca tener sexo al día siguiente.
Tu mentalidad
Algunas mujeres tienen una libido tan vibrante que, en comparación con el deseo de sus parejas o sus propias expectativas, no parece suficiente. “Muchas mujeres tienen una idea preconcebida de cuánto sexo deberían tener (dos veces a la semana es una respuesta bastante común) y sienten ansiedad si no llegan a ello”, dice Rachel Hills, autora de The Sex Myth. La ansiedad funciona de forma opuesta al deseo, por lo que al ser crítica con tu propio nivel de deseo sexual, el rendimiento puede jugar en contra tuyo.¿Cómo mejorarlo? Mejora tu autoestima para incrementar tu deseo sexual. “El mejor indicador de una buena vida sexual es el bienestar general”.
El estado de tu relación de pareja
Uno de los beneficios de tener una pareja durante un largo plazo es tener sexo todo el rato, ¿verdad? Aunque ese es, justamente, el problema: cuando estás metida de lleno en una, puede que, simplemente, no lo desees. En cambio, en los primeros encuentros sexuales “el cerebro libera sustancias químicas de placer y trampas de deseo”, dice Wise. “Con el tiempo, puedes experimentar lo que llamamos falta de deseo pero mira dónde está el punto de partida”. No significa que la relación esté acabada, tan solo es ciencia.
Vía: Cosmopolitan.com