Reyes Haro Valencia, neurofisiólogo y director de la Clínica del Sueño de la UNAM, fue el encargado de la investigación de un caso que causó revuelo en México provocado por el transtorno conocido como sexomia.
Este padecimiento genera que las personas tengan actividad sexual, ya sea autodirigida (masturbación) o busquen a quienes se encuentren a su lado sin discriminar, lo que ha derivado en ataques violentos y denuncias penales.
La sexomia, detalló el especialista, es un padecimiento polémico, pues cuando las personas duermen normalmente entran en la etapa profunda del sueño y no tienen tono muscular; sin embargo, en este caso aumenta la circulación, el flujo sanguíneo, la actividad cardiaca y la respiratoria, por lo que los órganos sexuales responden y se facilita la respuesta fisiológica.
El médico demostró que un sujeto, padre de familia denunciado por su esposa, quien lo descubrió practicando sexo oral a su hija de cuatro años, en realidad padecía sexomia y en absoluto fue consciente de sus actos.
Reyes Haro Valencia, neurofisiólogo y director de la Clínica del Sueño de la UNAM.
“Hubo un trabajo médico. La solución, por supuesto, no era la cárcel. Lo grave es que este problema es de lo más común, consideramos que afecta alrededor de 2 por ciento de la población, y por la falta de conocimiento de que hay un tratamiento muy sencillo, no se atiende”, precisó Valencia, tras aclarar que este tipo de parasomnia (trastorno del sueño) tiene menos de seis años de haber sido descrito.
Practicaron con el hombre todo tipo de estudios con el objetivo de medir la actividad eléctrica del cerebro, latidos del corazón, y varios expertos efectuaron perfiles patológicos de índole sexual, además de que se documentó cada uno de sus movimientos.
Los resultados demostraron que esa persona estaba realmente dormida y soñando, y que no buscó, como sucede con los abusadores sexuales, a una víctima. No sabía lo que hacía porque todos sus actos fueron inconscientes.
Sin embargo, el caso dejó cierto escepticismo entre las autoridades ministeriales. No osbtante, el paciente obtuvo sentencia absolutoria e incluso se reintegró con su familia una vez que se puso remedio a su padecimiento, aunque para ello se tuvo que someter a todo un proceso de atención psicológica con su esposa e hijos.
Para tratarlo se valieron de fármacos y hasta una mascarilla de respiración para dormir que se coloca en las fosas nasales, dado que se detectó que parte de su problema eran los ronquidos.
Fuente: SDP Noticias