A través de los testimonios de 10 chicos, les daremos ideas para que se den cuenta de que tal vez no es tan complicado como parece, y para el caso de que sigan creyendo que sí lo es, esperamos que las siguientes declaraciones los motiven a hacer algo al respecto, aunque ello implique que se las vean negras, pues al final se quitarán un gran peso de encima.
Algunos salieron a la fuerza o por descuido, otros por tomados y otros porque no les quedaba de otra, pero lo que importa es que sucedió:
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1. La carta de Eduardo
Eduardo, locutor y periodista
«Lo hice por el impulso que me daba mi ex, quien en ese momento era como mi guía. Él me sugirió que redactara una carta a mis papás. Yo ya no estaba tan chavito, tenía 23 años, pero en la familia siempre me preguntaban dónde estaba y con quién estaba, sumado a que quedarme mucho tiempo con mi galán no ayudaba en nada. La situación se tornó intensa cuando los pretextos se me comenzaron a agotar.
Como tenía mucha intranquilidad, mi ex me convenció a hacerlo sin tener que decirlo de frente. Escribí la carta el 30 de abril del 2007 y la dejé en el comedor antes de irme a trabajar. Mi hermano mayor fue el primero que la leyó (a pesar que decía «mamá y papá»), pero no repercutió mucho, pues meses antes le había dicho a otro de mis hermanos -quien era muy open mind-, lo cual también me dio valor para escribir.
El día que la leyeron mis papás había ido a casa de mis suegros. Me marcaron por la tarde y me dijeron que querían hablar conmigo, no enojados pero sí con urgencia. En la noche platicamos con una actitud de aceptación, aunque con la preocupación de saber qué sería de mi vida. Lo que costó trabajo al inicio fue que aceptaran a mi pareja; no querían que fuera tan seguido, pero ocho años después todo mejoró».
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2. Cuando a Diego le ayudó el alcohol
Diego, diseñador
«Fue en 2010 y era mi primera ruptura amorosa; el niño me había dejado por excusas como «No es natural». Él tenía 17 y yo 20. El caso es que estaba en mi casa y se suponía que no llegaría nadie hasta la noche siguiente. Agarré toda botella existente, me fui al segundo piso y y asi sin nada, tomé shots mientras lloraba. Después de un rato, estaba tan ebrio que no recuerdo el día ni el mes en el que sucedió todo. Ingerí 1/2 botella de tequila, una entera de charanda (no sé ni qué es) y 1/4 de vodka.
De repente llegó mi madre y mi hermana y yo ni en sueños me podía poner de pie. Me preguntaron qué tenía y entre lágrimas les dije que era gay, le dije a mi madre que me perdonara, que no podría continuar en la familia porque no me gustaban las mujeres (oso), y obvio aplicaron la de «Ya sabiamos. Lo que queremos saber es por qué te acabaste todo el alcohol».
De la pena corrí a mi hermana de la habitación y sólo le conté a mi madre del «wey» que me dejó; ella estaba toda «shockeada», ya sabia que era gay y me dijo que me quería de igual forma, sin importar mis gustos, que si yo quería, ella me ayudaba a decirle al resto de la familia. Me dejaron en el sillón y desperté con la cruda de mi vida; moral y fisica».
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3. Lo directo de Mauricio
Mauricio, chef
«En ocasiones no resulta aquello que deseamos externar. Una mala experiencia me orilló a hablar abiertamente del tema con mi familia. Terminé mi primera relación después de casi 5 años a escondidas; los planes se vinieron abajo, la expectativa de lo que se pensaba para un futuro ya no estaba y el único apoyo al cual recurrir para mitigar esa desilusión era mi familia.
Como a muchos, el miedo me paralizó y sólo lloraba por creer que encontraría rechazo con ellos. Se los dije directamente (para sentir apoyo) y para mi buena suerte o bendición, mis padres vieron en mí un ser humano y no una preferencia sexual. Si bien, hasta la fecha no son fanáticos de hablar del tema o de involucrarse demasiado, me han respetado. Ahora sé que no hay peor miedo que el propio, pues nos impide encontrarnos a nosotros mismos.
Quien te ama te amará tal cual eres».
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4. Cuando el trabajo delató a Memo
Memo Lopez, actor y conductor de VIPink
«Me llevaron a salir del clóset y yo no quería. Antes hacía sketches de comedia en un programa gay llamad Guau, con Alex Kaffie, y a mis padres se les hacía normal por yo ser actor, pero tiempo después recibí la invitación para ser conductor de un programa totalmente gay. Ahí fue cuando mis padres comenzaron a notarlo y prácticamente fui obligado a decirlo.
Apenas en el 2014 decidí salir de clóset. De niño siempre me molestaron mis compañeros; me decían «putito» o «jotito» pero mi mentalidad fue tomar las cosas de quien venían y no darle importancia. Ahora que las personas ya saben, no quiere decir que lo grite a los cuatro vientos, pues no me gusta que me hablen en femenino ni «andar joteando por la vida», como dicen.
No me escondo pero me gusta una vida neutral».
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5. Los lugares frecuentes de Eric
Eric, geógrafo
«Aún no se lo he dicho a mis papás pero sí a mi hermana. Fue hace pocos meses, por febrero más o menos. Ya traía en la cabeza decírselo a todos y un día me salí de casa para ver a un chico y fue en ese momento que decidí contarle.
«Le escribí por Whatsapp y le platiqué sobre mis preferencias y aunque tal vez no era el medio adecuado para decir algo así, lo tenía que hacer. Ella me respondió que ya sabía. Le pregunté que cómo y me repondió que se dio cuenta por mi Facebook, por publicar tanto que iba a bares de temática gay».
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6. Yahir: Por prestar las cosas
Yahir, Social Media
«Yo tenía 17 años. Un día le presté mi celular a mi mamá porque no servía el display de su pantalla; cambiamos de chip y pensé que ella nunca podría entrar a los mensajes de texto, pues aquello del celular le era totalmente nuevo. Resulta que sí entró y vio unos textos amorosos que mi novio de ese entonces me había mandado.
Me confrontó y me preguntó que qué onda con eso. No tuve más remedio que decirle que me gustaban los niños y me respondió que a Dios no le gustaba eso.
Le pregunté que si a Dios entonces le gustaría que yo fuera infeliz… y se quedó callada».
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7. Cuando no fue necesario que Carlos saliera del clóset
Carlos Aguillón, conductor y periodista
«No me costó trabajo porque nunca lo oculté y conforme pasaba el tiempo se comenzó a notar más. Los cuestionamientos iniciaron, hasta que a los 18 años me preguntó mi mamá y simplemente le respondí que sí era gay.
Se lo cuestionó por días, hasta que terminó por aceptarme. Nunca hubo bullying por parte de mi familia o mis compañeros de escuela; todo fue dándose natural sin tener que decirles, pues toda la vida estuve definido. Mi primer novio lo tuve a los 14 años y siempre me di a respetar, porque cuando pretendían burlarse de mí sólo era cuestión de ponerme firme y enfrentar para que ya no sucediera».
Me tocó una bonita etapa con compañeros que siempre lo comprendieron».
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8. Cuando el profe de Ruberli lo delató
Ruberli, conductor y productor del programa VIPink
«Mi papá es brasileño y tiene otra concepción de la sexualidad. Con mi familia no hubo problema; les comenté mi orientación sexual y me dijeron que me querían tal y como era. Pero sucedió que a los 19 años un maestro de la universidad trató de sacarme del clóset frente a mis compañeros. Al día siguiente todo mundo murmuró y yo fui a hablar con el director.
Le comenté lo que pasó y que no era justo, pues si las personas querían saber, directamente me lo podían preguntar. En ese entonces yo estaba leyendo libros que hablaban de cómo decirle a tu familia. Le dije a todos mis compañeros, lo aceptaron y nunca viví bullying.
Antes de decirle a todos yo pensaba que era la única persona que sentía atracción por los hombres, ya que antes no había tanta información como ahora. El conocimiento te da la fuerza, hace que enfrentes tus miedos, que te respetes, que te quieras y que los demás lo hagan.
Si quieren dar ese paso, recomiendo que antes investiguen».
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9. Fer, el descuidado
Estudiante
«Todo comenzó a los 17 años, cuando en el transporte de la prepa un wey que no conocía (pero que al parecer viajaba siempre en el mismo autobús que yo) me dio una nota con su nombre, correo, número de teléfono y una pequeña anotación en la que decía que le gustaba mucho.
Recibí el papel y lo guardé en el pantalón, pero ignoré al tipo. Mi día fue normal hasta que por la noche dejé mi ropa en el cesto y mi mamá checaba que nada se quedara en las bolsas antes de llevarla a lavar.
Tres semanas después me puse ebrio, mi mamá aprovechó y me confrontó. Me cuestionó qué pasaba conmigo y, por supuesto, me dijo que había encontrado la notita. Y así, casual, le confesé borracho que era gay. Ella me respondió con un «te quiero» y que no importaba lo que comentaran las personas, pues mientras yo estuviera bien, contaría con ellos».
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10. Cuando ya sabían lo de Giovanni
Giovanni, reportero y estudiante de comunicación
«Una noche llegué a mi casa, no borracho pero sí entonado, y mis papás estaban muy tranquilos sentados en la mesa. En ese momento algo sucedió en mí y decidí que era tiempo de que supieran o confirmaran realmente que era gay.
Sólo les comenté que tenía que decirles algo importante y eso era: «Mamá, papá, soy gay». Ellos lo tomaron muy tranquilos, me dijeron que ya sabían pero que necesitaban que se los confirmara.
Hablaron conmigo y me comentaron que su única preocupación era la violencia por parte de muchos homofóbicos, sin embargo sabían que me podía defender y poco a poco lo aceptaron. Ya han conocido a dos de mis parejas y lo único que pasa ahora es que aún tienen un poco de dudas respecto al sexo».
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