En el año 2014 Laura Gallazzi, desarrollaba un embarazo de 25 semanas y rompió fuente, todo indicaba que su hijo nacería prematuro.
Sin embargo, al llegar al hospital Ninewells en el este de Escocia, los médicos le informaron que estaba en perfecto estado. En palabras de los especialistas lo mejor era que reposara en una de las habitaciones del centro clínico.
«Querían mantenerlo el mayor tiempo posible en mi vientre porque estaba en el mejor lugar posible, y yo estaba en el hospital, así que era el mejor escenario» indicó Gallazi.
Dos días después Laura sintió malestar justo en el estómago «como un apretón» ante la situación la trasladaron a la sala de parto por precaución, «No fue nada importante, nada de qué preocuparse», explicó la mujer.
Al siguiente día en la habitación del baño del hospital vio como el cordón umbilical del niño salía de su interior. Los gritos alertaron al personal médico de que algo sucedía y fue llevada a una sala para provocar el nacimiento del bebé.
Aunque el procedimiento que se debía hacer era una cesárea, según ecos que se había realizado con anterioridad, en el que se mostraba que el bebé de nombre Steven se encontraba sentado con la cabeza erguida.
La doctora de guardia Vishnavy Laxman inició el procedimiento de un parto normal y le pidió a la Laura que pujara, Gallazzi se resistió «Y le dije ‘no siento que deba pujar’. Seguía diciéndome a mí misma: ‘Esto está mal. Algo no está bien'». La mujer no contaba con las 10 dilataciones para dar a luz de manera natural.
Luego de 25 minutos intentando sacar a Steven, Laura contó en entrevista que sintió un estallido y toda la sala se volvió un caos. En ese momento los médicos decidieron sedarla.
Al despertar la ginecóloga que asistió el parto visitó a Laura «Ella se sentó en el borde de mi cama, en el lado derecho y me dijo cuánto lamentaba lo que había pasado, le tomé la mano y le dije que la perdonaba».
Luego de esa visita llegó otro galeno quien le informó lo que realmente había sucedido, su bebé había sido decapitado durante el parto y que la cabeza del niño se encontraba dentro de ella, la mujer recuerda que le dijo » lo sé, lo sentí». La madre fue sometida a otra operación para sacarle los restos.
El caso pasó a la justicia, sin embargo, dejó a la doctora que trató el caso con licencia. «No se puede hacer nada» indicó Gallazzi al resaltar que las leyes de Escocia «no consideran a un ser humano como tal si nunca ha respirado». Para el sistema judicial de esta nación Steven nunca existió.
La fémina ahora encabeza una campaña para modificar el sistema de justicia de su nación y acabar con ese vacío legal que no le permitió lograr la justicia por la negligencia médica perpetrada en el parto.
Fuente: BBC
DS.
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