El asesinato del joven que mantiene encendido el debate sobre el control de armas en EE. UU.
En el verano de 1992, Yoshihiro Hattori, conocido cariñosamente como Yoshi, viajó a EE. UU., donde iba a pasar un año de intercambio, a través de American Field Service (AFS), una organización mundial de intercambio para jóvenes.
Fue recibido en Dallas, Texas, por sus anfitriones, Holley Haymaker, médica, y su esposo, Dick Haymaker, físico teórico, que lo llevaron a su casa en Baton Rouge. Ellos habían recibido estudiantes de intercambio antes. Pero Hattori les causó una impresión inmediata, dijeron.
“Yoshiera un extrovertido total”, recordó Holley. “Losalumnos de McKinley High School lo amaban porque era un espíritu muy libre”, reseñó la BBC News.
La noche del sábado 17 de octubre de ese año, Yoshi y Webb (hijo de los Haymaker), iban a una fiesta de Halloweenal noreste de Baton Rouge, en la ciudad de Central.
Yoshi estaba disfrazado del personaje de John Travolta en “Fiebre de sábado por la noche”, y Webb, de víctima de un accidente.
“Llegamos a una calle y vimos una casa que tenía decoraciones de Halloween, tres autos en la entrada y la dirección era 10311, aunque nosotros queríamos ir al 10131. Pero vi la dirección y dije ‘¡aquí es!’”, contó Webb.
Webb y Yoshitocaron la puerta, pero no obtuvieron respuesta. Luego vieron a una mujer abrir la puerta lateral del garaje y mirar hacia afuera antes de cerrarla abruptamente.
“Nos estábamos yendo algo confundidos, y yo preguntándome si era otra casa”, señaló Webb. “Pero alguien abrió la puerta, era Rodney Peairs”.
Peairs, un carnicero de supermercado de 30 años, sostenía un revólver Magnum .44, y Yoshise volvió hacia él.
“Supongo que no entendió que (Peairs) tenía un arma. Tal vez pensó que era algo de Halloween”, recordó Webb.
“Simplemente dijo, a todo volumen y feliz, ‘¡Estamos aquí para la fiesta! ¡Estamos aquí para la fiesta!’”.
Peairs gritó “¡Quieto!”, pero Yoshiparecía no entender y siguió avanzando. Peairs disparó una vez, le dio a Yoshi en el pecho y cerró la puerta.
Dos días después del asesinato, los Hattori volaron a Nueva Orleans. «Estaba aterrorizada», recordó Holley, la mamá de Webb. «Yo debía cuidar a su hijo y lo mataron».
Pero según Holley, “las primeras palabras que dijo la madre de Yoshi fueron: ‘¿Cómo está Webb?’”. La muerte de Yoshi conmocionó a la gente en Japón, donde las armas de fuego están prohibidas.
Masa y Mieko, los padres de Yoshihiro, lanzaron inmediatamente una campaña en Japón pidiendo el fin del acceso fácil a las armas de fuego en EE. UU.
De vuelta en Baton Rouge, la policía inicialmente liberó a Peairs sin cargos, asumiendo que tenía derecho a dispararle a un intruso.
Pero después de las quejas del gobernador de Louisiana y el cónsul de Japón en Nueva Orleans, fue acusado de homicidio involuntario.
Sus abogados argumentaron que actuó en defensa propia. Dijeron que Peairs «no era un asesino», simplemente «un vecino cualquiera» que había reaccionado a la «forma extremadamente inusual de moverse» de Yoshi.
Bonnie Peairs, la esposa de Rodney, le dijo a la corte que Yoshi la había asustado y le había pedido a su esposo que «cogiera el arma». En mayo de 1993, Rodney Peairs fue absuelto después de una deliberación del jurado de solo tres horas.
Sin embargo, Masa y Mieko Hattori no desistieron de su activismo por el control de armas. Unos 1,7 millones de japoneses firmaron la petición de los Hattori. Los Haymaker también reunieron unas 150.000 firmas en EE. UU.
El presidente para la época, Bill Clinton habló con los Haymaker y los Hattori en el Despacho Oval.“Sentimos que fuimos bienvenidos”, dijeron Mieko y Masa. “Creemos que (Clinton) entendió nuestra posición. Deseaba fuertes leyes de control de armas”.
Los Hattori y los Haymaker reconocen que pese a su apoyo en privado, había poco que el presidente pudiera hacer en la práctica. Pero la campaña de ambas familias y también el 30 aniversario del asesinato del presidente John F. Kennedy ese mes ayudaron a crear conciencia sobre el tema.
El Congreso aprobó la Ley Brady, para la prevención de la violencia con armas de fuego, que ordena la revisión de los antecedentes de los compradores de armas y un período de espera de cinco días para todas las compras. Clinton promulgó la norma unas semanas después de reunirse con los Hattori y los Haymaker.
Pero la lucha de los Hattori no acabó con esa ley. Iniciaron una demanda civil contra Rodney Peairs, su esposa Bonnie y su compañía de seguros de vivienda. Se pusieron en contacto con Charles Moore, un abogado con experiencia en estos casos y que había renunciado a sus honorarios.
«Pensé que el seguro se negaría a pagar (a los Hattori) porque había sido un acto intencional y no hay cobertura para los actos intencionales», dijo Moore en una entrevista.
Para su sorpresa, la aseguradora pagó US$100.000. El juez William Brown le dijo al tribunal que la autodefensa «no era aceptable». «No había justificación para que un asesinato fuera necesario para que Rodney Peairs se salvara», dijo el juez Brown.
Los Hattori donaron el dinero para financiar medidas de control de armas en EE. UU. Mieko y Masa siguen siendo activistas. Recientemente, hablaron con estudiantes que sobrevivieron al tiroteo de Parkland en febrero de 2018 y participaron en la “Marcha por nuestras vidas” en marzo de 2018.