El Papa Francisco pidió por el fin de las guerras, la supresión del comercio de armas, el levantamiento de sanciones injustas y la condonación de la deuda a los países pobres afectados por el coronavirus.
“Este no es tiempo del olvido. Que la crisis que estamos afrontando no nos haga dejar de lado a tantas otras situaciones de emergencia que llevan consigo el sufrimiento de muchas personas”, manifestó al ofrecer este domingo su mensaje de Pascua, desde la Basílica de San Pedro de El Vaticano, un acto que se realizó puertas cerradas y sin fieles por la crisis de la Covid-19.
“Considerando las circunstancias”, el papa Francisco abogó a favor del la flexibilización delas sanciones internacionales que impiden a los países afectados «ofrecer a los propios ciudadanos una ayuda adecuada», y de la reducción o condonación de la deuda a las naciones más pobres, reseñó Prensa Latina.
En sus palabras el pontífice hizo especial referencia a Venezuela, para que el levantamiento de la medidas coercitivas permita alcanzar soluciones prácticas e inmediatas, orientadas a facilitar la ayuda internacional a la población de ese país.
También pidió a Dios mostrarse cercano a las poblaciones de Asia y África “que están atravesando graves crisis humanitarias, como en la región de Cabo Delgado, en el norte de Mozambique. Que reconforte el corazón de tantas personas refugiadas y desplazadas a causa de guerras, sequías y carestías”, acotó.
El Papa se refirió a la situación provocada por la difusión de la COVID-19 en algunas regiones del llamado viejo continente, donde “la Unión Europea se encuentra frente a un desafío histórico del que dependerá no sólo su futuro, sino del mundo entero”.
Instó al organismo regional a no perder la ocasión para demostrar solidaridad, recurriendo incluso a soluciones innovadoras, y señaló que esa “es la única alternativa al egoísmo de los intereses particulares y a la tentación de volver al pasado”, con peligro para la convivencia pacífica y el desarrollo de futuras generaciones.
Suplicó que se “reconforte el corazón de tantas personas refugiadas y desplazadas a causa de guerras, sequías y carestías. Que proteja a los numerosos migrantes y refugiados -muchos de ellos son niños-, que viven en condiciones insoportables, especialmente en Libia y en la frontera entre Grecia y Turquía”, reportó TeleSUR.
Francisco reiteró que éste no es tiempo de indiferencia porque el mundo entero sufre y tiene que estar unido para afrontar la pandemia.
«Este no es tiempo del olvido. Que la crisis que estamos afrontando no nos haga dejar de lado a tantas otras situaciones de emergencia que llevan consigo el sufrimiento de muchas personas», manifestó.
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