El grupo de jóvenes chinas adquirió una casa para llevar una vida en común a partir de los 60 años
Se conocen desde hace más de dos décadas y desde la juventud bromeaban con llegar a ancianas conviviendo bajo el mismo techo.
El concepto pasó de una simple idea a la realidad desde el momento en que una de ellas encontró una enorme casa de 700 metros cuadrados en una zona rural de Guangzhou, ciudad ubicada al noroeste de Hong Kong.
Se trata de siete amigas oriundas de la ciudad China de Shanghai, quienes se las ingeniaron para juntar cuatro millones de yuanes, que equivalen a 580.000 dólares, y se pusieron manos a la obra para renovar el espacio y convertirlo en su hogar de retiro, informó el portal Yahoo Noticias.
Localizada en un lugar privilegiado, la vivienda de tres pisos cuenta con una iluminación que entra por las mismas enormes ventanas por las que se pueden observar preciosos arrozales húmedos.
El idílico emplazamiento permite que cada una de las siete amigas vivan en extensos cuartos independientes, mientras que en la parte baja comparten una amplia zona común. El nivel de previsión supera el ámbito de lo arquitectónico y también han ideado un modelo de convivencia organizado.
Para ello, cada una ha escogido una habilidad a desarrollar para cuando llegue el momento. Una se encargará de cocinar, otra de plantar vegetales, otra de la música, otra de implantar conocimientos de medicina tradicional china y así hasta ocupar otros roles con los que el grupo pretende tener una cohabitación práctica y efectiva.
La casa, de 700 metros cuadrados, ha sido acondicionada según el gusto y las aficiones de estas siete amigas que, por fortuna, son bastante similares.
La primera planta es el espacio comunal donde compartirán más tiempo, por lo que cuenta con un amplio comedor principal y una gran cocina rural con vistas al campo, indicó, por su parte, el Shangai.ist.
Precisó que las habitaciones, en la planta de arriba, son individuales. La casa tiene enormes cristaleras para disfrutar de las vistas y permitir la entrada de la luz, así como una piscina exterior y un pabellón en mitad del campo, al que se accede por una pasarela, para tomar el té al aire libre.
“Hemos empezado a bromear con que cada una de nosotras debe aprender una habilidad nueva ahora para no pelearnos demasiado en el futuro”, contó una de las amigas en el vídeo donde relatan su proyecto.