Paula Gutiérrez se hizo conocida y querida por el público con su papel como la novia de Goyo, el personaje de Fernando Godoy en Pituca Sin Lucas. Además de haber pasado por diversos espacios televisivos, la actriz fue una de las participantes del programa Peso Pesado, en donde ganó, al perder varios kilos y transformar su vida.
Paula llegó al programa pesando 114 kilos, pero luego de una operación y mucho esfuerzo, llegó a perder más de 70 kilos.
Esto no sólo la ha afectado en cuanto a su imagen personal y su salud. También está feliz de poder disfrutar más junto a sus hijos, y de las nuevas oportunidades laborales que se le han abierto tras su cambio, como comentó en Mujeres Primero, el espacio matutino de La Red.
«La gente quedó sorprendida, quedó impactada. De hecho, mientras esto (el programa) no se daba en televisión, gente que saludaba y que no veía hace un año me decía ‘¿Quién eres?’, porque no me reconocía. El cambio fue tremendo».
Uno de los consejos que la actriz usaba durante su periodo de obesidad, confesó, era el reírse de sí misma. Esto puede ser una careta, pero hacía las cosas de alguna manera más llevaderas para Paula.
«El reírse de uno mismo es una careta, es una forma de lograr ser aceptada por la sociedad (…). Ningún gordo es feliz, tú vas a una tienda y ni siquiera te pescan (…) Yo me subía a un colectivo y me decían ‘Señora, lo siento, pero usted tiene que pagar dos pasajes’ (…) Era un bofetón”.
Su cambio ha transformado también su manera de ser en todo aspecto:
«Yo cambié radicalmente, ahora ando con mi loncherita con todas las cosas medidas, mi almuerzo, mis colaciones, todo. Yo eso lo cambié para el resto de mi vida. Mi cuerpo ahora es un reloj, entonces como mi familia vio los cambios se empezaron a motivar. Porque mi hermano estaba gordo, mi mamá estaba gorda, todos estaban gordos».
Pero como toda historia, hubieron algunos obstáculos que vencer. En especial tuvo problemas con sus hijos, ya que antes los padres de Paula los felicitaban con premios comestibles. Por lo que tuvo que irse a vivir sola con sus pequeños, para que todos lleven el mismo estilo de vida saludable.
Además de controlar sus comidas, la actriz ha dedicado un buen tiempo al gimnasio. Su rutina es rigurosa, desde la primera comida a las 8 de la mañana, en adelante. Todo está calculado y lo supervisa para saber qué es lo que come, intentando evitar cualquier efecto rebote.
«Cuando tú logras saber lo que significa la alimentación y dominar las ansiedades, yo creo que es la única forma de no caer de nuevo en la obesidad. Alimentarte cada 3 horas, 5 veces al día, y no andar picando por aquí y por allá. Y ejercicio, yo creo que eso es lo que nunca hay que dejar se hacer: uno, porque quemas las calorías y haces un balance entre lo que consumes y lo que gastas; y por el bienestar, por el corazón».
¡Un gran ejemplo!