Puede que pensemos que la vida es fácil, pero hasta que no formamos nuestras propias familias, no tomamos conciencia de todo lo que nuestros progenitores han hecho por nosotros.
En especial nuestras madres. Ellas fueron las que nos llevaron dentro, nos dieron la vida y desde entonces cuidaron de nosotros, algo que de pequeños dábamos por sentado y que considerábamos su obligación.
Sin embargo, ahora que como adultos abrimos los ojos, nos damos cuenta de que nuestras madres siempre se callaron nuestros desaires, jamás nos culparon de haber perdido su figura o de las noches sin dormir.
Porque hay 10 cosas que tu madre no te ha dicho nunca, pero ya es hora de agradecer. Ya que agracias a ellas estamos aquí.
1. La hiciste llorar y mucho…
Tu madre nunca te lo ha contado pero ha llorado mucho por ti. Lloró cuando supo que estaba embarazada, lloró cuando te dio a luz y lloró de felicidad cuando te miro a los ojos. Lloró de miedo y de preocupación pensando en si sería capaz de ser una buena madre. Lloró, lloró y lloró pero a ti sólo te entregó sonrisas.
2. Ella también quería el último trozo de tarta.
No me digas que piensas que tu madre no deseaba comerse el último pastel, aquel rico trozo de pizza o el delicioso corazón de la sandía. Claro que lo deseaba, pero se lo quitó de su boca para dártelo a ti. Siempre les ha hecho más felices ver nuestra tripa llena que su la suya, incluso a costa de pasar hambre.
3. Le dolió y mucho.
Tu madre no es Superman, y sufre dolor físico como todos los mortales. A pesar de ello, fingió que no pasaba nada cuando le tiraste de pelo, le agarraste con las uñas afiladas y le mordiste mientras te dio de mamar. También sintió dolor cuando fuiste descolocando su interior y muchísimo más cuando te dio a luz.
4. Tuvo mucho miedo.
Desde el momento en que supo de tu existencia, ella hizo todo lo posible por mantenerte a salvo. Se convirtió en tu protectora y veló por tu seguridad, preocupándose por cosas que a nadie más le preocupaban. Ha pasado noches en vela pensando en tu respiración, se ha angustiado cada vez que te perdía de vista, se le ha encogido el corazón cada vez que caías al suelo. Ha sufrido con cada golpe, herida y chichón que te has hecho. Y cuando creciste no respiró tranquila hasta ver que tenías el porvenir asegurado.
5. Sabe que no es perfecta.
Ella es su peor crítico, conoce todos sus defectos y se odia a sí misma si estos te afectan a ti de alguna forma. Querría ser la madre perfecta y no haber hecho nada mal, sin embargo es humana y también comete errores y si son serios aún estará intentando perdonarse a sí misma por ellos. Y seguro que desearía volver atrás en el tiempo para poder hacer las cosas de otra manera. Por ello, sé amable con ella pues siempre lo hizo lo mejor que pudo.
6. Te observó mientras dormías.
Hubo noches en vela en las que a las tres de la madrugada, tu madre apenas tenía fuerzas para mantenerse despierta, luchando para mantener los ojos abiertos mientras te cantaba. Sin embargo, debes estar seguro de que cuando por fin caíste dormidito, tu madre se sentaba junto a la cama para observarte.
7. Ella te llevó encima más de 9 meses.
No fuiste independiente hasta bien entrados los 14 años y aun así siempre ha tenido que auxiliarte. No obstante durante los primeros años te llevó encima literalmente. Aprendió a comer mientras te acunaba, a maquillarse mientras te alimentaba, recogía la casa mientras te calmaba, y te llevó en brazos en miles de ocasiones. Conforme pasaban las semanas pesabas más y más y su espalda se resentía, sin embargo tú te sentías seguro en aquellos brazos y ella no estaba dispuesta a quitarte eso.
8. Se le rompió el corazón cada vez que lloraste.
Nunca hubo una canción más triste que tus llantos, y tus gritos le rompían el corazón. Verte sufrir dolor por tus cólicos, los dientes o cualquier enfermedad le partían el alma, y siempre hizo todo lo que estuvo en su mano para que dejaras de llorar.
9. Te antepuso a sí misma.
Siempre has ido primero y lo sabes, no sólo en el trozo de tarta sino en todo. Tus necesidades siempre han ido antes que las suyas. Ha pasado los días procurándote una vida digna, aunque eso significase tener que privarse de cosas.
Volvería a hacerlo de nuevo.
Puede que en tu cumpleaños bromee contigo diciendo “30 guarros que podía haber criado”.. pero a pesar de las dificultades nunca renunciaría a ti.
Ser madre es uno de los trabajos más duros y difíciles que hay, 24 horas al día, 7 días a la semana, 365 días al año. Noches sin dormir, pañales sucios, vomitos, llantos, preocupaciones, melancolías, travesuras, peleas de adolescente y ansiedad por tu futuro, pero a pesar de las muchas dificultades, en los ojos de tu madre sólo hay orgullo cuando te mira.
La próxima vez que la veas, o que pienses en ella si ya se ha ido, dedícale un minuto de afecto y hazle saber que ya entiendes por todo lo que ha pasado. Y siempre que puedas házselo saber, pues en esto nunca muchas veces son demasiadas.