El cine se vale de una serie de herramientas de la ficción narrativa para hacer atractivas sus historias. Entre ellas, la idea de que suspendamos por un ratito nuestra incredulidad. Así nos permitimos creer, por ejemplo, que un tipo se arrodilla para atrás y esquiva balas en cámara lenta. Pero a veces, al séptimo arte se le va la mano. Y la prueba de ello es lo que ocurre a la hora de estereotipar situaciones relacionadas con el sexo.
A continuación, las diez situaciones sexuales que se dan con frecuencia en las películas y que muy rara vez nos ocurrirán en la vida real.
¿Profilaxis? Bien, gracias.
En las películas, la pasión suele ser tan arrolladora que los actores no tienen ni tiempo de ponerse un preservativo. Tal vez se trate de una forma de economizar gastos de filmación, o un truco de elipsis que nos ahorra a los espectadores ese momento poco erotizante en el que el hombre pelea contra el envoltorio para liberar el elemento de su envase. En las películas, misteriosamente, la magia de la pasión deja afuera una de las cosas sobre las que más deberíamos aprender cómo la cancherean los galanes. Porque patear descalzo, patea cualquiera.
Orgasmos coreográficos
Los amantes de las películas se muerden, se mastican, giran sobre la cama y con dos o tres tomas en cámara lenta, siempre llegan juntos al orgasmo. No importa si recién se conocen o si llevan 98 años de casados, la magia del cine hace maravillas y consigue lo que no logra una terapia de pareja con Diego Peretti: que ambos integrantes lleguen al clímax al unísono cada vez que se juntan, como un relojito.
Todo el mundo usa ropa interior linda
No importa si se trata de una pareja que tiene sexo ocasional en un campamento de alta montaña, o si son un matrimonio que está de viaje por la India para festejar sus 40 años de casados. A la hora de quitarse las prendas, inevitablemente llegará el momento de ver que todas las personas en las películas usan ropa interior linda. Tal parece que nadie en el mundo del cine tiene calzones flojos de elásticos.
El juego amoroso previo es un mito
A pesar de que los sexólogos insisten con que la clave de las relaciones sexuales es el precalentamiento, lo que siempre se muestra en las películas es que el juego amoroso previo se puede resumir a dos o tres besos, un riff de guitarra, un regio fundido a negro y chau pinela. La experiencia en la vida real, sin embargo, dice que con eso no alcanza ni para que nos merezcamos que nos agreguen a Facebook.
Tu trasero me suena
Es muy frecuente que al término de toda relación sexual haya por lo menos un paneo en el que la cámara muestre, como quien no quiere la cosa, los cuartos traseros del hombre a la luz de las velas (o de la luna). Por lo general, esos glúteos estarán impolutos, sin un cabello, firmes como el rulo de una estatua y perfectamente bronceados. Cualquiera que haya entrado alguna vez a un vestuario sabrá que ese tipo de trastes sólo se pueden encontrar en el cine o en los museos de cera.