Cualquier cosa que tenga que ver con el espacio exterior y más concretamente con la posible existencia de vida extraterrestre causa furor entre cierto tipo de público. Poder conectar con alguna civilización alien ha sido algo que el hombre ha pretendido desde hace más de un siglo. Lo que no sabemos, y puede que nunca trascienda a la opinión pública, es si alguna vez ha habido contacto directo con entidades biológicas extraterrestres. En todo caso, en los últimos 100 años ha habido un montón de señales y sonidos que, aparte de causar extrañeza y perplejidad entre los expertos, no han podido ser explicados. Éstas son 10 extrañas señales que nos han llegado del espacio.
10. El rugido misterioso
El espacio es un vacio por lo que allí no hay sonido. Sin embargo las ondas de radio pueden viajar a través de él y en el caso de la Vía Láctea, ésta emite una especie de silbido. En julio de 2006 los investigadores de la NASA lanzaron un globo meteorológico desde Palestina (Texas). Buscaban señales del calor en el límite de la atmósfera donde se torna en vacío a 120.000 pies. En su lugar, lo que ellos escucharon fue un fortísimo rugido que no esperaban. El rugido venía de un lugar incierto del universo y los propios científicos no supieron decir qué lo causó ni de dónde procedía.
9. Los relajantes sonidos de la luna Miranda
Miranda es una de las lunas de Urano, el penúltimo planeta del sistema solar. Este satélite de superficie y forma extraña tiene siete veces menos el tamaño de la Luna. Emite un sonido ambiente relajado que fue recogido por el Voyager 2.
8. Los inquietantes sonidos de Júpiter
La sonda espacial Galileo se lanzó en octubre de 1989. Tenía una misión: explorar el planeta Júpiter. En junio de 1996 sobrevoló la luna Ganímedes pero mientras la orbitaba los investigadores reunieron los datos y recrearon el sonido en la Tierra. El sonido procedía según estos científicos de partículas cargadas cercanas a este satélite. Otras tres grabaciones fueron recogidas por el Voyager 1 y el Voyager 2.
7. Los sonidos de las estrellas de Kepler
La sonda espacial Kepler fue lanzada en marzo de 1999 para hallar planetas habitables como la Tierra. En su largo viaje ha ido recogiendo los datos de las curvas de luz de las estrellas, que tienen frecuencias de variaciones de brillo, similares a las frecuencias de sonido. Estas frecuencias son inaudibles al oído humano pero con una técnica matemática llamada Fourier los expertos han podido pasarlas a una escala en la que se pueden escuchar.
6. La transmisión de radio SHGb02+14a
El proyecto SETI@home recoge la información del Observatorio de Arecibo y la sube a Internet. Se inició en 1999 y su primer uso fue como salvapantallas que escanea información sobre la búsqueda de posible signos de vida extraterrestre. En marzo de 2003 se recibió una transmisión de radio, la SHGb02+14a. Las señales procedían de un área entre las constelaciones de Piscis y Aries, pero las estrellas más cercanas en esa zona estaban a 1.000 años luz de distancia. Todos son controversias sobre esta señal, incluso si se recibió por un mal funcionamiento del equipo. Sin embargo, es la señal más popular de este proyecto.
5. Los extraños sonidos de Saturno
La sonda Cassini-Huygens fue enviada a Saturno en 1997 y fue la primera que entró en la atmósfera de este planeta. Fue en 2002, cuando esta sonda no tripulada se situó a 234 millas de distancia de Saturno cuando comenzó a detectar ondas de radio procedentes de auroras localizadas alrededor de los polos del planeta anillado.
4. La señal de Rayos X en el Cúmulo de Perseo
El observatorio de Rayos X Chandra de la NASA y el XXM-Newton de la Agencia Espacial Europea descubrieron una señal de rayos X en junio de 2014 procedente del Cúmulo de Perseo, un conjunto de galaxias en la constelación de Perseo a 240 millones de años luz de la Tierra. La causa de la señal es un misterio pero entre las teorías emitidas sobre su procedencia tomó fuerza la de que podría haber sido emitida por unos neutrinos estériles, un tipo de partícula relacionada con la materia oscura.
3. El perturbador sonido de un agujero negro
Uno de los sonidos más perturbadores es el de un agujero negro como el que creó el investigador Edward Morgan, del MIT, a partir de los datos que obtuvo de un agujero negro en el sistema de estrellas GRS 1915+105. Este sistema fue descubierto en 1992 y tiene dos estrellas y un agujero negro, el más grande de la Vía Láctea, con una masa entre 10 y 18 veces superior al del sol y se sitúa a 250 millones de años luz de la Tierra. El ruido que emite este agujero negro es en si bemol y el oído humano no puede detectarlo. Su frecuencia es 1 millón de veces más profunda que cualquier cosa que podamos percibir.
2. Las explosiones del Radiotelescopio Parkes
Este radiotelescopio se ubica en Nueva Gales del Sur, en Australia, y al hacer unos barridos en el cielo entre febrero de 2011 y enero de 2012 encontró cuatro ráfagas de señales de radio. Cada uno de ellos duró solamente milisegundos pero eran muy potentes. Quizás estas explosiones se originaron en la Vía Láctea o en una galaxia vecina pero parecían que procedían de mucho más lejos.
1. Las explosiones del Radiotelescopio de Arecibo
En noviembre de 2012 este radiotelescopio ubicado en Puerto Rico recogió una de estas explosiones. Como las del Telescopio Parkes viajaron a una gran distancia hasta llegar a la Tierra. Los astrofísicos están tratando de entender cuál es la razón para que estas señales de radio sean tan frecuentes y qué representan.
Bonus: Wow!, la señal que nadie escuchó
Ocurrió el 15 de agosto de 1977 a las 23.16 horas. El radiotelescopio Big Ear de Ohio recibió la señal de origen desconocido durante 72 segundos, procedente de algún lugar en la zona oeste de la constelación de Sagitario. La señal tenía una intensidad 30 veces superior al ruido de fondo del Universo.
Se le dió el nombre de Señal Wow! porque eso fue lo que escribió el profesor Jerry Ehman en el papel al encontrársela. La secuencia de la señal fue 6EQUJ5 y nadie la escuchó ni fue grabada. Fue impresa por una computadora en un trozo de papel y descubierto algunos días después por Jerry Ehman, un profesor de la Universidad de Ohio que pasaba por allí.