Todas esas tecnologías que nos anunciaron en películas, series de ficción o novelas futuristas están ya entre nosotros. Algunas acaban de llegar y otras hace ya un tiempo que dejaron de ser ciencia ficción. Son capaces de dejarnos boquiabiertos y nos hacen ver el mundo de una forma totalmente distinta (y, en ocasiones, mucho más cómoda). Hoy demostramos a golpe de GIF que, como cantaba Radio Futura, el futuro ya está aquí.
Controlamos los aparatos con gestos
La pantalla táctil ya es algo que parece viejo. Ahora podemos encender y apagar aparatos o minimizar y maximizar pestañas con un simple gesto ante un sensor o una cámara. Las propias Google Glass permiten hacer fotos con un guiño. Pronto pareceremos una azafata de vuelo explicando las reglas de seguridad, porque estaremos moviendo los brazos todo el tiempo en nuestra casa y manejando cacharritos al mismo tiempo. Al más puro estilo Minority Report.
Adiós, Google Translate
El futuro ha llegado definitivamente con aplicaciones como Word Lens, que traducen textos de carteles y pantallas automáticamente. Una vez más, queda demostrado que en el ‘smartphone’ disponemos de (casi) todo lo necesario para salir airosos en situaciones comunicativas: no habrá idioma que se te resista.
Dron a domicilio
Puede que el cartero deje de llamar dos veces dentro de poco. Mientras llega ese día, ya tenemos a empresas que están haciendo pruebas para entregar paquetes con drones.Aunque Amazon está a la cabeza con su enorme catálogo, también hay quien lo está intentando con pizzas o cervezas. Reparto volador para todos los gustos.
La ley del mínimo esfuerzo (por fin)
Por fin una papelera que piensa en ti. Tiras un papel y ella lo detecta, calcula dónde caerá y va detrás de él. Deja de preocuparte por si ensucias o no el suelo y compra varios de estos cubos para distribuirlos por toda la casa. No hay nada más cómodo. Se acabó lo de agacharse para recoger la basura.
Los coches inteligentes
Es, probablemente, la tecnología futurista que más ruido está haciendo: ya hay varias empresas que están trabajando con prototipos de automóviles sin conductores, capaces de detectar peligros o de saberse el recorrido gracias a sensores y GPS internos. Esto no evita que puedan producirse accidentes, pero lo más irónico es que, si se producen, seguramente será culpa de algún humano.
Una impresora en la mochila
Olvídate de pesados aparatos que no sabes dónde colocar. Ya hay proyectos de robots impresoras que ocupan menos espacio que un vaso y con los que puedes imprimir lo que tú quieras enviándolo desde el móvil. Sus creadores buscaron financiación a través de una campaña de ‘crowdfunding’ y lograron hacer este pequeño robot realidad. Seguro que muchos querrían tenerlo como mascota.
Sobra el papel… pero no siempre
Quizás el robot impresora tenga un pequeño defecto: vive del papel cuando este no pasa por su mejor momento. Ya tenemos numerosas herramientas que sustituyen al papel y que ayudan a que se talen menos árboles, en forma de aplicaciones o de dispositivo. Sin embargo, en otros ámbitos de la vida es insustituible y tu cuarto de baño lo sabe.
¡Abajo los transportadores de ángulos!
Si el papel sobra en algunos ámbitos, puede que pronto también veamos lo mismo con ciertos instrumentos de papelería. Hasta las reglas se están volviendo inteligentes: esta dice cuánto mide cada ángulo de un triángulo y la longitud de cada una de sus líneas. Ya no será necesario fijarse con detalle en las diminutas rayas que marcan los milímetros o los grados en un transportador de ángulos. ¡Temblad, profesores!
Cambiando el mobiliario urbano
Estas señales tan simpáticas que vemos cambian de dirección y de letrero según las necesidades de la ciudad: por la mañana señala los lugares más turísticos para los viajeros o las paradas de autobuses para toda la población; por la noche, los ‘pubs’ para los fiesteros. Las luces LED son las grandes aliadas de estos letreros que solo representan la punta del iceberg: las ciudades se están volviendo inteligentes.
Robots que saben hacerlo todo
El símbolo definitivo de la llegada del futuro. El cubo de Rubik lleva ya varias décadas torturándonos con sus endiabladas piezas de colores y ahora un robot es capaz de hacerlo en un abrir y cerrar de ojos. De hecho, en 2014, un robot construido con piezas de Lego rompió el récord mundial entre los suyos resolviéndolo en apenas tres segundos.