Más allá de Brad Pitt, sus cicatrices, ese abdomen envidiable y la adrenalina de pertenecer a lo ilícito, “Fight Club” es un libro que ha definido en muchos aspectos a la novela contemporánea y la manera como nos conectamos a un texto desde nuestra posición como lectores.
Antes de que conociéramos aquella película de 1999 protagonizada por Edward Norton y ese otro rubio que demostró ser algo más que una cara bonita (Brad), el libro que le inspiró era conocido entre cierto sector de la comunidad bibliófila como la obra máxima de Chuck Palahniuk, esa capaz de transmitir en palabras el verdadero significado del semen, el vómito, las lágrimas y la sangre sin recurrir a su obviedad como sustancias desagradables de lo humano.
Este escritor norteamericano de fama descomunal se ha convertido, con el paso de los años, en un referente de la sátira social y la transgresión lingüística; considerando siempre a la alteridad y el humor negro como elementos casi minimalistas pero de extrema relevancia narrativa para su construcción literaria, su trabajo es uno de los más importantes para nuestra era. Mediante personajes intensos, complicados y de mentalidad arbitraria, los sujetos traídos a la realidad gracias a la pluma –o el tecleo– de Palahniuk se han incrustado en la vida de todos aquellos que nos hemos enfrentado a uno de sus textos.
Cuando Chuck crea y transforma universos en lo externo, se convierte en el facilitador de mundos internos que muchos esperábamos (o esperan) con tal de sacudir nuestras conciencias, sentimientos y vivencias.
Para no casarnos con la idea de que “Fight Club” es la única producción que vale la pena en el historial de Palahniuk o para darle continuidad a esa pasión festiva por la violencia, si es que la cinta inspirada en su historia te abrió el apetito por lo distópico, los siguientes títulos (también del mismo Chuck) son muestra de todo eso que te has perdido durante años.
“Eres hermosa” (2016)
La experimentación bidireccional de la mujer como un objeto con el que se puede transformar el placer y los medios de interacción social, toman un papel fundamental en la última entrega de Palahniuk. La historia se centra en una chica que, a través de sus vivencias en Manhattan y París al lado de un excéntrico millonario, descubre los múltiples rostros humanos.
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“Al desnudo” (2010)
Narrada por una asistente doméstica, esta novela enfoca nuestras miradas en el supuesto ascenso e innegable decadencia de una actriz de cine que encarna caricaturescamente la vanidad neurótica, alcohólica, hipersexuada, incomprendida, odiada y desesperada.
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“Asfixia” (2008)
Aspectos como la soledad, la culpa, el interés monetario y la dramatización de la vida son retomados en un texto como éste; el protagonista, un estafador nato e irónico, se convierte poco a poco en un antihéroe al que todos amamos o adoraríamos ser.
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“Condenada” (2011)
En una contemporánea estructura dantesca del destino y la aversión a lo mundano, esta novela pone en nuestras manos el alma de Madison, una chica que, tras una sobredosis, se encuentra en un círculo infernal de desfachatez, arrepentimientos y desafíos sobrenaturales para exponernos, como lectores, a la frialdad de la vida.
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“Diario: Una novela” (2003)
Mediante un diario ficticio de tintes sobrenaturales y cinematográficos, son expuestos el sufrimiento y el ingenio de una camarera que debe afrontar el estado en coma de su marido, el fallido sueño americano, la crudeza de la soledad y el violento acto de respirar.
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“Fantasmas” (2005)
En saltos narratológicos, este texto se desarrolla en dos vías:
1) La de los protagonistas que, movidos por la necesidad de empleo, inspiración y reconocimiento, acuden a un retiro de artistas que pretenden escribir su obra maestra.
2) El de los cuentos terroríficos que cada uno genera ante las vicisitudes de estar en un lugar alejado de la civilización.
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“Monstruos invisibles” (1999)
Una road movie y nada más. Esta novela reúne mucho de lo que amamos en Palahniuk; sexo, traumas, un destino irrenunciable, un presente tan incierto como el futuro y el recuerdo de lo bello conforman una de las narraciones más vivenciales en el autor de ese club clandestino que todos soñamos.
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“Nana” (2002)
El viaje de los recuerdos dolorosos se hace primordial en la narración de Carl Streator, protagonista de la novela, quien descubre en una de sus investigaciones profesionales el hecho de que en todas las casas donde ha muerto un bebé, se encuentra entre sus libros el ejemplar de un poemario africano supuestamente sobrenatural.
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“Pigmeo” (2009)
En el escenario perfecto de la violencia y el terrorismo, un supuesto estudiante de intercambio planifica momentos de ataque mientras se establece con una familia americana común. Entre infortunios y erecciones, el terrible protagonista de la historia se convierte lentamente en esa persona que, como lector, no sabes si defender u odiar.
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“Snuff” (2008)
Imaginemos a la estrella porno más ambiciosa de la historia. Así es la protagonista de esta novela, quien planea batir el récord de la mayor cantidad de encuentros sexuales consecutivos con personas distintas. La soledad, la egolatría absurda y los caminos del desarrollo humano confluyen en esta desesperada narración.
Fuente: Culturacolectiva