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Las necesidades de energía van en declive. La persona puede comenzar a resistir o rechazar las comidas y los líquidos, o aceptar solamente pequeñas cantidades de alimentos blandos (como los cereales). La carne, que es difícil de digerir, será rechazada en primer lugar. Incluso sus alimentos favoritos tienen poco atractivo.
Cerca del final de la vida, la persona que muere puede ser físicamente incapaz de tragar.
¿Cómo responder?: No alimentar a la fuerza, siga las señales de la persona a pesar de que pueda estar angustiado por la pérdida de interés en la comida. Periódicamente ofrezca pedacitos de hielo, paletas heladas, o un sorbos de agua. Utilice un paño humedecido caliente alrededor de la boca y aplique bálsamo para labios para mantenerlos húmedos y cómodos.
2. Fatiga y sueño excesivo.
La persona puede empezar a dormir la mayor parte del día y de noche el metabolismo se ralentiza, con la disminución de los alimentos y el agua se contribuye a la pronta deshidratación. Él o ella son bastante difíciles de despertar una vez que consiguen el sueño. La fatiga es tan pronunciada que el conocimiento del entorno inmediato comienza a perderce.
¿Cómo responder?: Permita dormir. Evite dar empujones a la persona despierta. Suponga que todo lo que usted diga puede ser escuchado, ya que se piensa que el sentido del oído persiste, incluso cuando la persona está inconsciente, en coma, o de lo contrario no responde.
3. Aumento de la debilidad física.
Una disminución en la ingesta de alimentos y energía conduce a una menor de energía, incluso para actividades como levantar la cabeza propia, o ir hacia la cama. La persona incluso puede tener dificultades para beber de un popote.
¿Cómo responder?: Concéntrese en mantener a la persona cómoda.
4. Confusión mental o desorientación.
Los órganos empiezan a fallar, incluyendo el cerebro. La conciencia de orden superior tiende a cambiar. “Pocas condiciones provocan hiperactividad en las personas que se está muriendo”, dice el médico de atención paliativa Ira Byock, autor de Dying Well (Morir Bien).
La persona puede no ser consciente de quien es, o quién más está en la habitación, puede hablar o responder con menos frecuencia, pueden responder a personas que no se encuentran en ese momento ahí, quizá pueda decir cosas sin sentido o confundirse sobre el tiempo.
¿Cómo responder?: Mantenga la calma y tranquilidad. Hable con la persona en voz baja e identifíquese cuando se acerque.
5. Dificultad para respirar.
La respiración se vuelve irregular y trabajosa. Un patrón característico llamado de Cheyne-Stokes podría ser escuchado: una inhalación ruidosa, en el fondo seguida por una pausa de no respirar (apnea) de entre cinco segundos hasta un minuto, antes de una reanudación fuerte, respiración profunda y de nuevo lentamente un agotamiento.
A veces las secreciones excesivas crean fuertes inhalaciones y exhalaciones con fluidos lo que algunos llaman un “estertor de muerte.”
¿Cómo responder?: La suspensión de la respiración o las ruidosas flemas pueden ser alarmantes para los oyentes, pero la persona que está muriendo no es consciente de este cambio en su respiración, se debe centrar en el confort general del enfermo. Posiciones que pueden ayudar: la cabeza ligeramente elevada con una almohada, sentado bien apoyado, o la cabeza y el cuerpo inclinado hacia un lado ligeramente. Humedezca la boca con un paño húmedo y humecte bálsamo labial o vaselina.
Si hay mucha flema, permita que se drene de forma natural de la boca, ya que la aspiración hacia fuera puede aumentar su cantidad. Un vaporizador en la habitación puede ayudar.
6. Aislamiento social.
Como el cuerpo se apaga, la persona que muere poco a poco puede perder interés en las cercanías. Él o ella puede dejar de hablar o murmurar algo ininteligible, dejar de responder a las preguntas, o simplemente alejarse.
Pocos días antes de retroceder socialmente por última vez, la persona que muere a veces sorprende a sus seres queridos con una explosión inesperada de un comportamiento alerta y atento. Esto puede durar menos de una hora o hasta un día completo.
¿Cómo responder?: Tenga en cuenta que esta es una parte natural del proceso de muerte y no un reflejo de su relación. Mantenga una presencia física tocando y hablando a la persona moribunda, si lo siente necesario, sin exigir nada a cambio. Atesore un interludio de atenciones cuando suceda porque casi siempre es fugaz.
7. Los cambios en la micción.
Si entra poco (como la persona pierde el interés en la comida y la bebida) saldrá poco. La caída de la presión sanguínea, parte del proceso de la muerte, contribuye también a que los riñones se cierres. La concentración de la orina es de color marrón, rojizo o color té.
La pérdida de control vesical e intestinal puede ocurrir tarde en el proceso de muerte.
¿Cómo responder?: el personal médico del hospicio a veces decide que es necesario un catéter, aunque no en las últimas horas de vida. La insuficiencia renal puede aumentar las toxinas de la sangre y contribuir a un estado de coma antes de la muerte pacífica.
8. Hinchazón en los pies y los tobillos.
A medida que los riñones son menos capaces de procesar los fluidos corporales, pueden acumularse y ser depositados en las distintas áreas del cuerpo, desde el corazón, en los pies y en especial los tobillos. Estos lugares, y a veces también las manos, la cara o los pies, toman una apariencia hinchada.
¿Cómo responder?: Por lo general, ningún tratamiento especial (como los diuréticos) se suministra cuando la inflamación parece directamente relacionada con el proceso de muerte. (La inflamación es el resultado del proceso de muerte natural, no su causa.)
9. Manos y pies fríos.
En las horas o minutos antes de la muerte, la circulación de la sangre se retira de la periferia del cuerpo para ayudar a los órganos vitales. Mientras esto sucede, las extremidades (manos, pies) se van enfriando. Incluso las uñas también pueden parecer más pálidas o azuladas.
¿Cómo responder?: Una manta térmica puede mantener a la persona cómoda.
10. Venas varicosas.
La piel que había sido uniformemente pálida o ceniza desarrolla un patrón distintivo de manchas de color púrpura / rojo / azul como uno de los últimos síntomas de que la muerte se acerca. Este es el resultado de la circulación sanguínea reducida. Se puede ver por primera vez en las plantas de los pies.
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