Imaginamos a las mujeres del cine y sin duda queremos ser como ellas, con un final feliz y una vida llena de aprendizaje. Un mundo rosa en el que hasta las más extrañas aventuras acaben bien. Vivimos bajo la premisa de convertirnos en esas mujeres que una vez anhelamos mientras jugábamos con nuestras muñecas y decidíamos qué íbamos a estudiar.Mujeres libres, creíamos, pero que al final, cumplían con todos los estereotipos que una vez imaginamos. Luego comenzamos a explorar el mundo, vimos otro tipo de cine y descubrimos que ser mujer era más que tener hijos y vivir al lado de nuestro príncipe azul. Nos dimos cuenta de que los finales felices pocas veces existían en un mundo de prejuicios y engaños. Por fin dimos un vistazo al mundo real.
Cada una con ojos distintos, nos enfrentamos a descubrir nuestra sexualidad, los amores imposibles y ese tipo de relaciones que siempre creímos nuestro futuro ideal pero que ahora, sin duda nos hemos dado cuenta de que no pasará nunca de ese modo. Algunas se conformaron, otras quedaron varadas por implicaciones sociales en las que no tendría sentido ahondar, las demás, indignadas, intentaron hacer un cambio drástico y ahora pelean por sus derechos, y el resto vive la vida con la esperanza de que el futuro sea mejor.
Pero nosotras, mujeres libres sin regímenes autoritarios, no tenemos por qué conformarnos con una sexualidad poco placentera, con una vida miserable e ideas que sólo hacen que no nos sintamos plenas. No hay necesidad, no deberíamos hacerlo. Ya no es machismo, sino decisión propia, porque del mismo modo que vamos a la universidad o decidimos no hacerlo, deberíamos tener la motivación de ser felices y hacer que nuestra vida valga la pena. Aquí algunos hábitos con los que deberías romper.
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Perdonar casi todo
En esta vida debes darte tu lugar y luchar contra la idea de perdonar lo que muchas veces es imperdonable. Hay cosas que no se perdonan por respeto a ti. Si no estás de acuerdo con su disculpa, simplemente hazlo saber.
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No pedir lo que quieren en el sexo
Cómo te gusta que te toquen, las cosas que más placer te dan, el beso que no se atreve y tú necesitas, todas esas cosas, por más extrañas o ridículas que parezcan, te harán sentir la mujer más libre y plena del mundo.
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Esforzarse demasiado por ser amable
Las caras bonitas y hacer lo que los demás quieren para llevarte bien con ellos no te dejarán nada bueno en el futuro, cuando te des cuenta de que siempre debiste luchar por lo que querías y no por lo que otros anhelaban.
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Cero autoestima
Es tal vez el punto que culmina todo y es que cuando alguien no se quiere, todo lo que hace no parece suficiente. La falta de autoestima desencadena celos incontrolables, prejuicios o inseguridades en la cama.
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Nunca decir lo que piensas
Si algo no te parece, la solución para que las cosas cambien es hablar de lo que sientes y hacer lo posible para que sea diferente, no ignorar tus sentimientos hasta vomitar bilis.
Obsesionarse por su peso
Mirarse al espejo y pensar que la gordura es lo único que pueden observar, es un error constante en el sexo femenino. El único remedio: no hacerlo y la manera de lograrlo es confiar más en su cuerpo para saber que, aunque existan curvas prominentes, son ideales si las acompañas de una sonrisa.
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Quejarse de todo
El otro extremo es todas aquellas mujeres que no saben porqué se quejan irremediablemente de la vida que les tocó vivir. Tal vez es bueno hablar de las cosas que están mal, pero también deben aprender a ver la vida con energía positiva.
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Creer que la vida es un cuento de hadas
Es decir, crearse falsas expectativas de la vida que nadie puede alcanzar. Recuerda que las personas no son perfectas ni tan detallistas como en las películas más románticas, si alguien lo es, seguro tendrá otro detalle con el que también estés inconforme, así que éste es el momento para saberlo: los príncipes azules no existen, la vida no termina en un “y vivieron felices por siempre” y existen tropiezos a lo largo del camino.
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Conformarse
Cuando tengas claros tus objetivos y la vida que siempre has soñado, es hora de poner en práctica todo lo que quieres y nunca conformarte con tu vida hasta lograrlo. Es momento para ir directo a ellos y alcanzarlos por más difícil que parezca.
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No tomar decisiones
Si algo no te parece, dilo. Si crees que una cosa podría ir mejor, pruébalo. Si la vida no tiene rumbo, dáselo. No esperes a que todo siga su curso porque en ese caso, la única decisión que habrás tomado será lo peor: no hacer nada.
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Utilizar una máscara todo el tiempo
Sabemos que no siempre se trata de estar bien, a veces hay que enojarse, estar insoportable con el resto o gritar de felicidad. No es necesario tener una pose innecesaria todo el tiempo porque vivir atada a esa actuación, sólo hará que siempre te sientas un poco vacía.
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Creer que la opinión de los demás es importante
Si lo que haces no le gusta al resto… ¿qué más da? Nadie puede llenar las expectativas de todos ni estar alerta por lo que los demás piensen de ella, lo importante no es ver lo que los demás dicen, sino cómo te sientas con tus acciones.
Ese es el verdadero poder de las mujeres: ser irresistibles, luchar incansablemente contra las normas, hacerle saber al resto que sí podemos, que no necesitamos de nadie para lograr nuestros cometidos. Porque ahora ser mujer no es sinónimo de debilidad, sino de todo lo contrario: somos aguerridas, nos hemos convertido en el pilar más fuerte de la sociedad y, tanto en nuestra vida diaria como en la profesional, nos enfrentamos a estereotipos que poco a poco derribamos.