El gerente general de la aerolínea LAMIA, Gustavo Vargas Gamboa, ingresó este jueves a la cárcel de Palmasola, en Santa Cruz, Bolivia, tras ser imputado por homicidio culposo, lesiones graves y gravísimas, y desastre en vía aérea.


LAMIA es investigada por el accidente del avión que cayó en Medellín con 77 personas a bordo, dejando un saldo de 71 muertos, entre ellos los jugadores del Chapecoense, y 6 sobrevivientes.


La cárcel de Palmasola, que recibió la visita del papa Francisco en 2015, es la más peligrosa de Bolivia. En el penal, en agosto de 2013 murieron 34 presos y un niño de dos años en una disputa entre reos por el control del pabellón PC3, que aloja a los más violentos.

En el frente del penal, conocido popularmente como “pueblo prisión” por su estructura, se lee: “Centro de Rehabilitación de Palmasola”, pero se dice que los delincuentes hacen su “posgrado” en ese penal.

En ningún lugar aflora más claramente la desigualdad social que en la cárcel. Presos ricos pagan celdas de lujo, con frigobar y televisores de pantalla plana. Los pobres se apiñan en cubículos infames y los más pobres, que no pueden pagar la celda a los capos del penal, duermen a la intemperie. “No se castiga el delito, sino la pobreza”, afirmó Juan Carlos Núñez, de Jubileo, un centro católico de estudios socioeconómicos.

Los números del horror
– Cada ingreso a las instalaciones y poder desplazarse entre los diferentes patios cuesta un dólar.
– Cada noche que los cónyugues, parejas e hijos de los reclusos pasean dentro de las instalaciones también cuesta un dólar.
– Una comida decente en uno de los restaurantes de la prisión se consigue por $1,50 dólares.
– El ingreso al PC2, el patio de las mujeres, cuesta 15 dólares.

– USD 120 es el precio del “pago único” por concepto de limpieza del patio.
– USD 500: la entrada garantizada a PC4 sin pasar por PC3, la sección más violenta del penal.
– USD 250: costo mensual para alquilar una celda.
– USD 13.000: cuesta adquirir una de las “tiendas”, las propiedades comerciales de PC4
– Desde USD 3.000 hasta USD 7.000: la compra de una celda, dependiendo del tamaño.