Comparada con otras culturas como la griega o la romana, la mujer tuvo en la cultura egipcia un status muy superior. Prácticamente tenía los mismos derechos que un hombre, aunque su función era la de complementar al varón. Esta función de complemento venía dada porque era la que tenía los hijos, pero si en algún momento deseaba salirse de lo habitual, podía hacerlo.
Las mujeres llegaron a gobernar Egipto, cosa que no sucedió en otros Estados por aquel entonces y aún en la etapa contemporánea. Además, eran consideradas dueñas de la casa en la que vivían con sus familias. Para los egipcios, los niños eran lo más importante, y la madre era por ello la cabeza de familia.
HIMNO A ISIS:
Eres la dueña de la tierra […] tú has dado un poder a las mujeres igual al de los hombres.
Los hombres y las mujeres eran iguales ante la Ley, y las mujeres podían heredar, tener sus propios negocios y ejercer profesiones como la de médico. Lo normal era que las mujeres campesinas colaborasen con sus maridos en las tareas agrícolas, y cuando ellos no estuviesen, gestionasen solas los negocios.
Por otra parte, las mujeres de clase media-alta no solían trabajar fuera de casa y se ocupaban de sus familias. Las más ricas, que podían permitirse tener servicio doméstico, tenían la opción de trabajar como perfumistas, cantantes, escribas, en tribunales o en templos. Estas eran ocupaciones muy bien vistas por la sociedad egipcia.
Si eran de clases sociales más bajas y trabajaban, solían hacerlo como matronas, tejedoras, músicas, sacerdotisas o funcionarias.
Cuando una mujer egipcia se casaba, mantenía su apellido añadiéndole una coletilla de “esposa de”, y el matrimonio no era un acto administrativo ni religioso. La pareja solo expresaba su deseo de vivir juntos (la mujer le pedía y formalizaba un contrato en el caso de que se quisiera especificar de quién era el patrimonio aportado a la pareja (del novio o de la novia, algo así como la separación de bienes).
El marido, por su parte, debía garantizar que su esposa obtendría bienestar material del matrimonio.
Si eres sabio, mantén tu casa, ama a tu mujer, aliméntala apropiadamente, vístela bien. Acaríciala y cumple sus deseos. No seas brutal, obtendrás más de ella por la consideración que por la violencia: si la empujas, la casa va al agua. Ábrele tus brazos, llámala; demuéstrale tu amor.
En la vida diaria, no era extraño que la mujer acompañase a su marido a cazar o fuese su consejera personal para todo tipo de asuntos importantes. Los hijos solían llevar el nombre de la madre y no del padre, y las hijas solían heredar todo el patrimonio de su madre.
El divorcio existía en el Antiguo Egipto, y quien lo hubiese pedido en primer lugar debía ceder una parte de sus bienes a la su pareja. En todo caso, los tribunales solucionaban esos problemas. En caso de no haber tenido hijos, el marido podía divorciarse. Además de la esterilidad, otras razones por las que pedir el divorcio eran el adulterio y la fealdad. Por otro lado, también estaba permitido el uso de anticonceptivos.
La menstruación era considerada como la manera de la mujer de liberarse de todo tipo de impurezas. Durante esos días, la mujer podía no presentarse a trabajar, aunque se le prohibía entrar en ciertos lugares.
Con el tiempo, Egipto fue sufriendo varias invasiones y la influencia de esos pueblos que les invadían hizo que la figura de la mujer acabase siendo vista como en la mayoría de las culturas.
Actualmente, Egipto es considerado el país árabe más peligroso en el que puede vivir una mujer, por delante de Irak y Arabia Saudí. Esto lo confirmó un estudio de la Fundación Thompson Reuters el 12 de noviembre de 2013.
Se calcula que alrededor de 27 millones de mujeres sufren ablación genital en el país, además de la cantidad de conflictos que ha habido en la zona en los últimos años y desde la Primavera Árabe.
Es una pena que una cultura como la egipcia haya involucionado de semejante manera, con suerte algún día las mujeres egipcias volverán a ver su derechos a la misma distancia de los de los hombres.