Los 5.000 metros cuadrados de la residencia presidencial nada tienen que envidiar al tríplex neoyorkino en el que hasta ahora vivían el nuevo presidente de EE.UU. y su mujer.
Ubicada en lo alto del número 725 de la Quinta Avenida, esta excesiva vivienda cuenta con puertas bañadas en oro y diamantes, ángeles dorados, frescos en los techos, salas llenas de espejos y fuentes de mármol. De todo, menos discreto: