El nuevo capítulo de ‘La Divina Comida’ emitido este fin de semana tuvo como invitados a Millaray Viera, Teresita Reyes, Remigio Remedy y Gonzalo Cáceres.
Uno de los momentos más dramáticos de la noche se vivió con el relato de Millaray sobre el secuestro que vivió en México junto a su marido. Millaray se mudó a México en 2005 donde conoció a su actual marido, Álvaro López, con quien hoy tiene una hija de 9 años en común, Julieta.
Este es el duro relato que narró la cantante en el programa de Chilevisión, recogido por el medio Glamorama.
“Nunca lo había hablado como en la tele. Con el Alvaro estábamos casados en esa época, habíamos ido a un concierto de Manuel García, quien tocaba allá en México. Yo iba a salir sola ese día, porque él se iba a quedar allá. Yo tenía que volver con la Julietita, que era chica y estaba a cargo de una tía mía.
A última hora, yo estaba tomando en taxi y sale atrás y me dice ‘Milla, yo me voy contigo’. Algo sentí, como que en ese momento desconfié, pero no supe hacer caso a mi instinto, que es algo que ahora trato de practicar más. El taxista como que empezó a andar más lento, de la nada, y se subieron dos tipos, uno atrás y uno adelante.
El de atrás se puso al medio de entre yo y el Álvaro. Los dos ojos vendados y amenazados, que ‘los vamos a matar’. Porque no sabían quiénes éramos. El Álvaro era una persona relativamente conocida, por la música, pero estos tipos no tenían idea quien era.
Nos robaron todo, hasta las argollas de matrimonio. Los celulares, la ropa, las chaquetas, todo. Mi miedo más grande era que estaban los dos papás de la Julieta juntos en un auto, y si nos mataban a los dos, la Julieta se iba a quedar huérfana.
Entonces yo lo único que hacía era hablarles de la Julieta. No hablarles de la Julieta como Julieta, pero sí decirles que yo tenía una hija muy chiquitita, que por favor tuvieran piedad de eso. Lo más terrible fue verme enfrentada a un abuso de carácter sexual. Mucho manoseo.
Yo estaba con falda, fue muy macabro. Y lo peor de todo… No sé si fue lo peor o lo mejor, porque Álvaro estaba vendado, entonces no veía, no sabía lo que estaba pasando. Se tiraron un comentario como ‘estos tipos hay que piteárselos, si no tienen nada’, pero en mexicano. No me acuerdo exactamente la expresión, pero sonaba así.
En algún momento nos dijeron ‘ya, bájense aquí’. Esto fue después de horas, mucho rato. Yo no tenía idea donde estaba. Y nos dijeron ‘miren hacia delante, si ustedes miran hacia atrás, los matamos en ese momento’.
Nosotros caminamos para adelante, seguimos derecho, muertos de miedo. A mí me tiritaban las piernas, no sabía dónde estaba, no sabía si me iban a matar o no. Esa era la sensación, caminar sin saber si me iba a llegar un balazo en la espalda
Cuando caché que se habían ido, me caí al suelo, así ya en shock mal. Mal. Sólo pensaba en mi hija, y… ¡Oh, que heavy!” ( se pone a llorar)
La cosa es que después caminamos mucho, porque no sabíamos dónde estábamos, y llegamos a un lugar de radio taxis y no teníamos plata. Le contamos a este tipo y él nos llevó. Llegué a la casa de mi tía, donde estaba mi hija, le conté la situación y ahí ya no supe más. En meses no pude salir de la casa. Y ese fue el inicio del fin en México.
Pero quiero decir algo, porque sé que esto va a salir en la tele… Yo nunca he llorado en la tele, excepto cuando canté con mi papá (en un dúo realizado gracias a los efectos tecnológicos, en la Teletón). Me da mucha vergüenza llorar en la tele. Pero no quiero para nada, que nadie piense que esto hace que México sea un peor país.
México es un país increíble, yo tengo una mexicana que se llama Julieta, y este tipo de cosas pasan en muchos lugares. Yo nunca más lo hablé con el Álvaro. Hasta el día de hoy no lo he hablado con Álvaro, jamás. Nunca más volvimos a tocar el tema. Fue tan heavy, que no lo volvimos a hablar»