Lorraine O’Loughlin es una mujer de Irlanda del Norte, que decidió darle un giro a su vida y perder peso. Y para lograrlo tuvo que dejar un hábito que más de una persona tiene: dejar el café.
Esta mujer, bebía alrededor de 15 tazas diarias de café, a las cuales les agregaba 3 cucharadas de azúcar, es decir, al día ingería 45 cucharadas de azúcar.
Todo este café y azúcar la hacía saltarse comidas y además, llegar a la noche con un terrible insomnio, lo que la llevaba a comer chatarra durante la noche.
A raíz de todo este daño que se estaba causando, es que decidió dejar el café, logrando perder 48 kilos.
«Estaba ‘descansando’ en el café de una forma tan dañina. Eso me hacía funcionar todo el día. Yo básicamente vivía así (…) Ahora no lo extraño para nada. Estoy comiendo saludablemente y consigo dormir bien en las noches, así que mi cuerpo no necesita cafeína para funcionar», señaló la mujer.
El consumo de 15 tazas diarias de café no sólo es dañino por el sobrepeso, sino que también por los problemas cardíacos y digestivos, la deshidratación y la descalcificación que la cafeína acarrea. Esta mujer ingería alrededor de 1.400 miligramos de café al día, 900 miligramos más de la dosis recomendada.
Al llegar a los 120 kilos, Lorraine se encerró y no quiso tener contacto con nadie más debido a una fuerte depresión que le trajo la obesidad. «Estaba muy avergonzada y nunca quise salir de mi casa. Siempre inventaba excusas a mis hijos cuando me preguntaba por qué no salíamos a jugar, pero ahora voy con ellos al parque todo el tiempo», reveló.
Sin embargo, en abril del año pasado decidió cambiar su vida y dejar los malos hábitos y la depresión atrás. Es por eso que se unió a una liga para la pérdida de peso, lo que la ayudó de sobremanera: «Me estaba quedando sin excusas para decirle a mis hijos de por qué no podías salir al exterior o hacer algo divertido. Ellos realmente me ayudaron con todo lo que significó la pérdida de peso, de hecho siempre me preguntaban cómo estaban mis sesiones de ejercicio o por mi comida», sentenció.