El gaslighting es una técnica de manipulación emocional que muchos abusadores utilizan con éxito para hacer que sus víctimas crean que carecen de buen juicio.
Puede que tu ex o incluso tu pareja actual haya aplicado el gaslighting contigo. ¿Te hizo creer que inventabas cosas, incluso te hizo dudar de ti mismo?
Esta práctica consiste en generar en el otro la duda sobre sus propios sentidos, su razonamiento y hasta de sus actos.
Por ejemplo, tu pareja se enfadó y actuó de forma agresiva y cuando tú le haces ver que te molestó su actitud, él o ella niega rotundamente haber actuado así y comienza a hablarte tranquilamente como si nada hubiese pasado, lo que obviamente te genera una inmensa desesperación.
Quien abusa puede acusar a la víctima de malinterpretar todo lo que dice o de estar «sensible».
Una característica particular del gaslighting es que es muy sutil. Tanto que a veces podemos padecerlo o incluso ejercerlo casi sin darnos cuenta.
Se puede hacer creer a otra persona que no está cuerda, que está confundida o su percepción está fallando con comentarios aparentemente «irrelevantes», con miradas y gestos casi imperceptibles.
Otra de sus fortalezas es que esta práctica la llevan acabo personas cercanas o muy queridas en las que confiamos y a quienes amamos. Es decir, nos agarra totalmente susceptibles y desprevenidos.
Tu ex, tu pareja actual, incluso tú puedes ser parte de este problema. Una de las consecuencias más directas es la destrucción del autoestima y confianza de la víctima.
Ésta suele ser incapaz de funcionar de manera independiente, se vuelve insegura y deja de confiar en sí misma, lo que provoca que su única forma de contacto «real» con el exterior sea a través de su victimario.
El término gaslighting fue retomado de la obra teatral «Gas Light» de 1938 y sus adaptaciones para el cine dieron origen al término, gracias a la manipulación psicológica sistemática por parte del personaje principal contra su esposa. El marido intenta convencer a su esposa y a otras personas de que ella está loca,manipula pequeños elementos de su alrededor y después la convence de que todo fue un invento de ella.
Estas actitudes narcisistas, controladoras, intimidatorias o directamente sociópatas no se dan sólo en personas claramente desequilibradas ante los ojos de la sociedad, sino que forman parte del día a día.
Recuerda que la violencia de pareja no necesariamente llega a los golpes, hay otro tipo de maltratos que pueden lastimarte. La violencia emocional sigue siendo violencia y ninguna debe ser aceptada bajo ninguna circunstancia.
Tu estabilidad emocional debe ser tu prioridad.
Vía: vix