Edgar Cayce (1877-1945), fue uno de los videntes, psíquicos y profetas modernos más enigmáticos y más populares de su tiempo. Apodado el “profeta durmiente”, porque antes de hacer sus vaticinios entraba en trance y parecía completamente dormido, también es considerado uno de los padres de la medicina holística, pseudoterapia sin base científica que se basa en los poderes de sanación naturales del organismo, las formas en que los tejidos interaccionan y la influencia del medio ambiente (se dice que Cayce fue capaz de curarse a sí mismo de una enfermedad grave en su garganta).
Luego del inesperado triunfo del candidato republicano Donald Trump en las recientes elecciones presidenciales del pasado 8 de noviembre en Estados Unidos, numerosos portales web recordaron una supuesta profecía (desmentida por varios) formulada presuntamente por Baba Vanga, la vidente ciega que era conocida como la “Nostradamus de los Balcanes”, quien supuestamente aseguraba que el presidente número 44 de Estados Unidos ( Barack Obama, Premio Nobel de la Paz y actual ocupante de la Casa Blanca) no sólo sería negro, sino que también el último presidente de Estados Unidos.
Para aumentar la sensación de temor, las mismas agencias recordaron que Edgar Cayce, antes de su muerte, hizo una profecía parecida. Cayce habría escrito textualmente que “el 44 presidente de los EE.UU. será negro y sería el último. Y el 44 Presidente de los EE.UU. va a apretar el gatillo nuclear”.
Muchos, por supuesto, todavía se resisten a creer un vaticinio semejante, que anuncia derechamente una Tercera Guerra Mundial en un escenario apocalíptico. Sin embargo, muchos de los estudiosos de las profecías de Edgar Cayce recalcan que este vidente no sólo profetizó en las primeras décadas del siglo XX la muerte de los presidentes Franklin Délano Roosevelt y John F. Kennedy, sino que también la Segunda Guerra Mundial (“Habrá una alianza entre austriacos, alemanes y japoneses. Si la divinidad no interviene el mundo arderá”, escribió Cayce).