La historia de una niña que se hizo adicta a la heroína y sobrevivió para hacer una película

Cuando alguien quiere ilustrar lo dañinas que son las drogas durante la juventud, es común recurrir a películas como “Requiem For a Dream” o “Trainspotting“

La historia de una niña que se hizo adicta a la heroína y sobrevivió para hacer una película

Autor: Andrea Peña

Cuando alguien quiere ilustrar lo dañinas que son las drogas durante la juventud, es común recurrir a películas como “Requiem For a Dream” o “Trainspotting“. Ambas cintas tratan el tema de las adicciones de manera diferente, dependiendo la enseñanza que quiera dar el director. Lo malo es que siempre está presente la necesidad de dejar una lección a los adolescentes para que valoren su vida antes de inyectarse una buena dosis de heroína.

La siguiente película no trata de educar a nadie, no le interesa si los jóvenes desperdician su vida con las drogas, porque su autor reconoce que nadie está exento a caer en los vicios ni los maltratos del mundo, como se lo demostró  Christiane Felscherinow, la mujer que se hizo adicta a la heroína a los 13 años y tuvo que prostituirse para satisfacer su vicio. Esta historia autobiográfica es plasmada en la cinta “Yo, Christiane Felscherinow”, del director alemán Uli Edel.

Christiane F película

Christiane vivió en una situación familiar complicada. Su padre tenía problemas con el alcohol y abusaba sexualmente de ella y de su hermana cuando se emborrachaba. Su carácter era tan agresivo que incluso su madre no tenía la fuerza para contradecirlo. El núcleo familiar estaba tan destruido que la mamá de Christiane comenzó a tener una relación con otro hombre, olvidándose del cuidado de su familia.

En este ambiente hostil creció Christiane Felscherinow. Cuando llegó a la adolescencia, encontró su escape de la realidad en el Sound, la discoteca más moderna de Berlín. Gracias a una amiga mayor que ella logra entrar a este vicioso recinto donde conoce y se enamora de Detlev, un adicto a la heroína. Como no tiene ningún lugar de dónde sostenerse ni otra figura de autoridad a quien seguir, la niña de 13 años comienza a inyectarse para caerle bien a su Romeo.

Christiane F después de engancharse con la heroína
Christiane F inyectándose

A esa corta edad las personas no tienen la facultad para comprender los peligros que los acechan, mucho menos lo difícil que es lidiar con las drogas. Ella prueba la heroína, una de las sustancias más adictivas sobre la Tierra. Sin tener ningún conocimiento de cómo lidiar con las adicciones, Christiane se entrega por completo a la degeneración, depravación y perdición.

Conforme va pasando la película, el angelical rostro de la protagonista se va transformando en un horrible cuadro de terror. Las ojeras son tan grandes que sus ojos parecen haber desaparecido. Su cuerpo comienza a deteriorase, su belleza se pierde y todo lo bueno que le queda del mundo se esfuma. Las escenas que presenta Uli Edel son de las más agresivas en la historia del cine.

Christiane F vomitando

De ahí en adelante todo es dolor, angustia y heroína. Cuando llega el final de la cinta el espectador puede volver a respirar y descansar de la agonía que se presentó. Lo malo es saber que la historia no acaba ahí, puesto que todo está basado en hechos reales. Existe una verdadera Christiane que sigue por las calles de Alemania inyectándose para separarse de la realidad.

Cuando se estrenó la película en 1981, obtuvo la atención de todo el mundo por los decadentes escenarios donde los jóvenes se inyectaban hasta perder la razón. Para que el brutal golpe de realidad disminuyera, Uli Edel convenció a David Bowie de que participara en el filme y tomó un par de sus canciones para incluirlas en el soundtrack. La escena que volvió loco al mundo fue un pequeño cameo interpretando “Station to Station”.

Christiane Felscherinow en la vida real

Así como Christiane y Nick Cave, hubo miles de personas que cayeron en la drogadicción en ese tiempo, porque inyectarse no era tan complicado en Europa.

Como dato curioso, durante el estreno de la película la verdadera Christiane Felscherinow fue invitada a verla junto con David Bowie. Después del evento ella confesó que se había sentido muy nerviosa por conocer a uno de sus artistas favoritas y para aguantar la angustia se drogó con un montón de cocaína. Cuando lo vio en persona se derrumbaron sus sueños, porque a sus ojos él parecía un hombre pequeño y holgazán, al igual que su padre.

Desde el estreno de la película, la verdadera Christiane Felscherinow se convirtió en la adicta más famosa del mundo. Su historia con la heroína y la prostitución se volvió un espectáculo debido a la aparición de Bowie. Lo absurdo es que la gente aplaudió su problema. Era como si los espectadores consideraran su drogadicción como su único don en el mundo, su mayor logro en la vida. Gracias a ello, Christiane pudo viajar a diferentes países y conocer a sus ídolos de la música.

Christiane F en la vida real
Christiane Felscherinow en la vida real

Christiane logró viajar a Estados Unidos y conoció a figuras como Blondie y los Ramones, pero sus adicciones seguían aumentando. Fue detenida en varias ocasiones con unos cuantos gramos de heroína y opio, lo que le valió una deportación a su país. Aún sabiendo que se estaba destruyendo poco a poco, ella nunca dejó de consumir estupefacientes y el destino le seguía otorgando momentos mágicos.

Christiane Felscherinow en la vida real

Christiane F en la vida real

Christiane Felscherinow en la vida real

A su regreso a Alemania comenzó a salir con Alexandre Hacke, el guitarrista del grupo industrial Einstürzende Neubauten, en un pequeño piso abandonado de Berlín. Ahí compartió habitación con Nick Cave, quien en ese entonces también tenía problemas con la heroína. Vivieron unos meses juntos porque en ese entonces Nick no podía encontrar algún sitio privado para hundirse en su propio vicio.

Christiane Felscherinow en la vida real

Así como Christiane y Nick Cave, hubo miles de personas que cayeron en la drogadicción en ese tiempo, porque inyectarse no era tan complicado en Europa. Si querías hacerlo libremente sólo había que hacer un viaje a Zúrich y llegar al Platzsplitz, mejor conocido como el “parque de las agujas”. Ahí se podía consumir cualquier tipo de droga al aire libre. Algunos días, cuenta Christiane, habían casi 3 mil junkies vagabundeando y compartiendo agujas con heroína. “Era como Disneylandia para los adictos”.

En la década de los 90, la gente comenzó a morir y a infectarse con VIH y hepatitis C, así que el gobierno suizo decidió cerrar aquel lugar de perdición. Christiane no se fue limpia de esa temporada y aunque había sobrevivido a las altas dosis que se inyectaba, contrajo hepatitis. Su salud nunca dejó de ser delicada, visitaba a médicos del gobierno con el sueño una vida normal, pero nunca lo logró.

Christiane F mientras se prostituía
Christiane Felscherinow cuando se prostituía para comprar heroína.

En una etapa de su vida juró no volver a consumir drogas y se convirtió en madre. Todo parecía ir bien hasta que a sus 46 años volvió a inyectarse. A partir de ahí todo volvió a ser como antes. Perdió la custodia de su hijo, la encontraban tirada por las calles perdida en su viaje. Inconsciente de su vida, Christiane secuestró a su propio hijo y se refugió en Ámsterdam, donde siguió destruyéndose con la heroína.

En 2011 la detuvieron por última vez con algunos gramos de cocaína. En mayo cumplió 53 años y aún no ha podido desengancharse de las drogas. Vive con una mala salud y con el remordimiento de nunca ser una persona normal, ni siquiera para su hijo. Christiane Felscherinow aún recibe correos de sus fans, que aún la confunden con la lolita encantadora que apareció en la película de Uli Edel.

Christiane Felscherinow en las calles

A diferencia de las películas moralistas de “Trainspotting” o “Requiem For a Dream”,  la obra de Uli Edel sólo se encarga de presentar la realidad de una manera imparcial, dejando que el espectador decida su postura. Desde el estreno de “Yo, Christiane F” en 1981, el consumo de estupefacientes se volvió habitual en el cine

 

 

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