«Dumbo» es una de las películas de Disney más recordadas por el público debido a su emotiva historia. Todos quienes la vieron recuerdan a la madre del pequeño de orejas grandes meciendo a su hijo mientras estaba encarcelada en un circo que trabajaba con animales.
Pero lo que no muchos saben es que este elefante realmente existió, aunque con otro nombre. El verdadero animal que inspiró la historia de Dumbo se llamaba Jumbo y sufrió mucho en su vida debido a que tuvo que pasar por zoológicos y circos.
Jumbo fue capturado en África cuando sólo era un bebé. Luego, en 1865, fue trasladado a un zoológico en Londres, donde pasó muchos infelices momentos. De día este elefante era la gran atracción para los turistas que visitaban el lugar, pero en las noches padecía de fuertes ataques de rabia.
Jumbo murió a los 24 años, una edad que es muy corta para estos animales que en libertad suelen vivir 50 años o más.
Muchos años después de la muerte de este elefante, el naturalista David Attenborough presentó un documental para la cadena BBC en donde muestra algunos de los misterios de este animal, que era conocido por ser el «elefante más grande del mundo». Además, David reunió a los especialistas más capacitados para que examinen el esqueleto de Jumbo.
Mientras vivió y fue parte del atractivo turístico de este zoológico de Londres, Jumbo tuvo que cargar a cientos de personas en su lomo diariamente, algo que le trajo problemas. Richard Thomas, arqueólogo de la Universidad de Leicester en el Reino Unido, encontró en sus caderas una superposición inusual de capas de hueso nuevas y viejas. «Son señales de lesiones que su organismo intentaba reparar», explicó Thomas en el documental.
Asimismo, en las rodillas de Jumbo se podían ver huellas y desgastes que no eran normales para un elefante de su edad. «Estas lesiones deben haber sido increíblemente dolorosas y fueron resultado del peso que Jumbo debía cargar, paseando grupos de visitantes», indicó el arqueólogo.
Durante las noches, las cosas para Jumbo eran terribles, pues sus ataques de rabia terminaban haciendo que destruya sus propios colmillos.
Algunos señalan que durante las noches y para «calmar» al animal, le daban whisky.
Todavía hay algunos países en donde los circos con animales están permitidos, además de haber miles de zoológicos en todo el mundo que tienen a los animales en situaciones realmente precarias. Esperemos que algún día la crueldad hacia ellos termine y todos empecemos a verlos como seres que sienten y que merecen tener derechos y un trato digno.