“Eso que te dicen las novias es la mentira más grande de todas”.
Ser elegida como dama de honor sin duda alguna es un verdadero orgullo. Sin importar si sea tu mejor amiga, tu hermana o una prima la que se casa, la experiencia que se vive en una boda bajo este título es simplemente maravillosa. Pero lo cierto es que además de disponer de una gran cantidad de tiempo para ayudar a la novia a llevar a cabo las cientos de tareas que deben estar listas para el gran día, una dama de honor debe disponer de dinero para adquirir el vestido que usará para la ocasión.
Y es que aún cuando todas dicen que la inversión realizada en el vestido valdrá la pena por las decenas de veces que la dama de honor podrá usarlo en el futuro, la realidad difiere mucho de aquella promesa. Jean Glantz, creadora del libro “La perfecta dama de honor” quiso llevar a la práctica esta promesa y comprobar que se trata de una de las grandes mentiras que escucharás a lo largo de tu vida.
A través de situaciones cotidianas, Jen reafirmó que los más de 2.000 dólares que ha destinado a la compra de cada vestido, no pueden ser reutilizados, ya que éstos sólo podrían usarse en eventos de gran magnitud como galas o alfombras rojas.