Isabelle Lagace y Melina Roberce son dos jóvenes de Québec que hoy podrían estar asumiendo cadena perpetua, ya que hicieron un masivo contrabando de cocaína a Australia. Ambas fueron descubiertas, entre otras pistas, por las imágenes que estaban publicando en las redes sociales.
El cargamento que llevaban tiene un valor estimado de 22 millones de dólares, que viajaba con ellas en un lujoso crucero que las llevaría a su destino, desde Southhampton.
Las dos imputadas no pasan de los veintitantos años, y estuvieron los últimos dos meses en el MS Sea Princess, el crucero que recorre muchos exóticos destinos y cuya ruta comienza en el Reino Unido. Sólo los boletos para esto cuestan 15,000 dólares, siendo uno de los más caros que existen.
El domingo pasado fue que lograron llegar a Australia, y apenas desembarcaron la policía encontró 90 kilos de cocaína en sus maletas.
Al mismo tiempo, otro originario de Quebec fue arrestado por transportar cocaína, pero no se conoce vínculo entre ellos. La cantidad de portaban es suficiente para los cargos de contrabando, de ser encontradas culpables, es que les espera al menos 20 años de cárcel.
Quienes las seguían en sus cuentas de Instagram o Facebook habían visto la excentricidad de sus vidas en las últimas semanas, paseando por Nueva York, disfrutando de la Polinesia Francesa, y otros paisajes que estaban siendo costeados por su negocio.
Además de lo ya mencionado, ambas mujeres habían paseado por Perú, Chile, Bermudas, Ecuador, entre otros destinos del mundo que incluye el crucero.
Algunos de los seguidores de Melina Roberge, cuya cuenta es pública, comentaron qué estaba pensando, o que sería prisionera de por vida, luego de conocerse la noticia de su incautación.
El Journal of Montreal, periódico de su estado natal, comentó que las autoridades respectivas estaban al tanto de esta situación poco antes de que el crucero llegara a su parada final. Habían notificado internacionalmente sobre los cargamentos que traían, siendo catalogados como pasajeros de alto riesgo.
Los lujos mostrados en sus cuentas de redes sociales sólo ayudaron a levantar sospechas. Ahora, están a la espera de qué pasará con ellas.