Carol Bryon es una mujer que desde joven incursionó en el mundo de la moda. Gracias a su belleza pudo trabajar en este rubro, sin embargo, con el paso de los años empezó a sentir esa obsesión por querer verse siempre joven y bella… Ahí comenzó su problema.
En un principio empezó a incursionar con el botox, el cual, según ella misma relata, le daba los resultados que ella esperaba. Pero luego se empezó a obsesionar más y más con la «eterna juventud» y comenzó a meterse más en el mundo de las cirugías plásticas.
Un día, un médico le recomendó los «rellenos inyectables» y desde ahí comenzó su pesadilla.
Mientras le aplicaban este método, dos rellenos distintos fueron mezclados en el mismo suero, uno de ellos tenía silicona. Y como si fuera poco fueron inyectados en lugares en donde no se debía.
Pasaron tres meses y a esta mujer de 46 años se le empezó a hinchar la frente de una manera tal que le pesaba. Comenzó a asustarse y no sabía qué hacer.
«Me sentía como un monstruo, me aislé de todos mis amigos y mi familia, me cubría la cara como podía», relata Carol.
De pronto, las inyecciones que le habían puesto se empezaron a salir de control. Fue entonces, cuando en el año 2013, su hija, Sofía, decidió hacer algo al respecto y comenzó a contactar a todos los médicos que pudo esperando que alguna la pudiera ayudar. Hasta que apareció uno.
Después de varios procedimientos la cara de Carol comenzó a mejorar.
Desde entonces, la mujer hace un llamado a todas las mujeres a quererse como son y no dejarse llevar por el mundo de las cirugías, ya que en muchas ocasiones los resultados no son los esperados…
La lección la tuvo que aprender de esta manera, pero se pudo mejorar. Siempre es mejor quererse y ‘aceptar’ que el tiempo pasa y no por eso se deja la belleza atrás.