Nikki Webster es una mujer de 34 años que llegó a pesar 294 kilos. Su caso fue tan impactante que fue documentado durante un año en el programa de televisión «Mi vida de 600 libras».
Por eso es que decidió darle un giro a su vida y se propuso perder peso, sin embargo, el camino para lograrlo fue difícil y muy peligroso, ya que su salud estaba cada vez más deteriorada.
El nivel de obesidad al que esta mujer llegó impedía que se pudiera parar con facilidad, o que pudiera darse un baño.
«Mi peso me debilita. Mi cuerpo me duele y lo odio. Me lo digo a mí misma. La comida es una adicción para mí y esa adicción me está matando», señaló Nikki.
Su peligrosa condición la hizo llegar al límite y por eso decidió visitar de manera urgente al especialista, el doctor Younan, en Texas, Estados Unidos. Fue allí que el profesional le dijo que le mejor solución era operarla.
Sin embargo, un caso como el de Nikki no era sencillo, por lo que antes de entrar a pabellón y poder operarse debía bajar 23 kilos.
Su objetivo lo logró a lo largo de tres meses y luego del procedimiento siguió una estricta rutina alimentaria y deportiva, las cuales terminaron por hacerla perder 93 kilos.
Además de esa operación, esta mujer tuvo que intervenirse el gran exceso de piel, pues era la única forma de deshacerse de lo que le sobraba tras perder tanto peso.
Pero el desafío no quedó ahí, pues ella misma se propuso perder 90 kilos más a lo largo de un año y medio y lo logró.
Hoy en día pesa 88 kilos y atraviesa por un momento de su vida que jamás imaginó. Puede hacer cosas tan simples como comprarse un pantalón, algo que antes no podía hacer. De hecho, era la primera vez en su vida que podía hacerlo.
El cambio ha sido muy significativo, pues ha podido reencontrarse con su madre y su hermana, quienes no dejaban que Nikki viera a sus pequeños sobrinos, ya que podía ser muy «impactante para ellos».
La relación con su padre siempre fue cercana y ambos cuidan de su hermano Chris, quien tiene parálisis cerebral.
¿Qué piensas de su caso?