La persona que cuenta esta historia es Vincent Lahouze un joven de 28 años que tuvo que enfrentarse a una indignante (y tristemente común) situación en el metro el pasado jueves 21 de abril.
Cuando Vincent tomó el metro como cada día, fue testigo de una escena de acoso y, tras dudar un poco, decidió intervenir para cambiar la historia.
Este es el relato que el propio espectador subió a Facebook para motivar a otros testigos de situaciones de acoso a no mirar para otro lado y cambiar lo que se ha vuelto común por algo inaceptable:
Eran las 18:45 en la línea. Hora punta. Pero, aparentemente, al hombre en cuestión le daba igual.
«Ayer tome el metro, como cada día…De lejos, se podría haber pensado que era una pareja de jóvenes discutiendo…El hombre estaba a unos centímetros de la joven, con la mano en su puño, y parecía estar diciéndole un largo monólogo para convencerla de que se quedara…
…Seguramente era una historia de infidelidad. Eso es lo que creí, al principio. Pero había algo en la mirada del hombre que me hizo cambiar de opinión. Entonces me acerqué unos metros, discretamente. La joven tenía la mirada fija en el cristal, como paralizada. Me acerqué un poco más para oír lo que el hombre, pegado a ella, le decía. (‘A ti, a ti te voy a follar, sí, oh, sí, va a ser sexo sucio y te va a gustar, claro que sí, mmmm, así que escucha lo que te digo, putita, responde, zorra, sé que tienes ganas, lo he visto en tu mirada de perra en celo, no te tenías que haberte puesto falda si no querías, sí, te voy a follar…’). Y la joven no decía nada, seguía con la mirada fija en su reflejo, sin sonrisa, petrificada».
«Sinceramente, es terrible la forma en el que el miedo nos paraliza en esas situaciones. Pero entonces me senté a su lado y, cruzando la mirada de la chica, le dije: ‘¡Hey, Camille! ¡Hace un montón que no te veía! ¿Qué tal todo, prima?’, y, girándome hacia el hombre, con una gran sonrisa, comenté: ‘Espero no molestar…’ Estas palabras fueron suficientes para que la joven volviera en sí, se diera cuenta de lo que yo intentaba hacer y siguiera con la breve comedia familiar. Inmediatamente, el hombre retiró su mano de encima de ella, como si acabaran de cortar los hilos de su marioneta, como si acabara de quemarse por el contacto con la piel de la chica. Y, sin decir palabra, se levantó y salió del metro sin mirar hacia atrás».
Lahouze compartió la historia en Facebook, que, a su vez, ha sido compartida por más de 27.000 personas. Ocurrió en el metro de Toulouse (Francia) el pasado jueves 21 de abril, pero sin duda, es algo que acontece a diario en todos los metros del mundo y Chile no es la excepción. Mujeres constantemente son sometidas a toqueteos, «punteos», «manoseos» y apretones como si fuese algo normal a lo que hay que acostumbrarse y dejar pasar.
Vincent ha comentado que no escribió el texto para vanagloriarse, si no para contar los hechos porque, según él:» me parece necesario no acallar este tipo de actos. Es un acto ciudadano banal que todo el mundo debería hacer, en lugar de girar la cabeza como si eso no fuera con ellos», explica a BuzzFeed
Esta es su publicación original
Aquí también puedes ver la historia contada en su blog