La vida del surf se ha visto idealizada en películas, fotografías y en nuestra experiencia al ver esos cuerpos esculturales y bronceados en las playas del mundo y en las cercanas. El cine también ha aportado mucho al imaginario de ese estilo de vida donde todo parece ser comunidad, verano, mar y diversión.
Sin embargo, hay una parte mucho más oscura de este estilo de vida que pocas veces sale a la luz. Este es el relato en primera persona de un surfista que ha visto lo mejor y lo peor de vivir en la playa:
«Conforme más me adentraba a ese ambiente, recordaba a grandes del surf como Andy Irons, quien sorprendió al mundo con su muerte a los 32 años; el tres veces campeón del mundo y quien fuera uno de los mayores rivales de Kelly Slater, quien fue encontrado muerto en una habitación de hotel a consecuencia de la combinación de drogas y alcohol…
Cada día me daba cuenta que las drogas en ese ambiente están presentes todo el tiempo, y me atrevo a decir que va en aumento. Drogas como la marihuana, el éxtasis y la cocaína son comunes; el cristal y los ácidos no se quedan atrás y era muy común escuchar noticias tristes como “a fulanito de tal se le pasó el cristal y tuvo que viajar a la capital porque no podía con los malestares de su pasión y necesita rehabilitarse”; un par de días antes habíamos visto a este joven de aproximadamente 22 años, montar olas extraordinarias…
Otra historia lamentable fue la de una muchacha de la República Checa, quien fue a vacacionar a un pequeño sitio paradisiaco en el norte de la República en busca de nuevas experiencias. Mathina (para no usar su nombre verdadero) hizo lo usual: llegar, instalarse en su hotel y salir a tirarse a la playa. Horas mas tarde, conoció a tres simpáticos surfers locales, con quienes fue a conocer otras playas. El alcohol comenzó a hacer sus efectos, la coca se hizo presente y el final de la historia no sería tan divertida. Por la mañana del otro día, Mathina lloraba en la delegación municipal de dicho sitio, haciendo una denuncia por violación sexual. En un escueto español, contó a las autoridades que los chicos la habían violado y grabado en un video, el cual ya habían mostrado a varias personas del pueblo. La denuncia no procedió, ya que era el ultimo día de Mathina en el país, por lo que no pudo quedarse para seguir con el proceso. Mientras tanto, Hugo, Paco y Luis continuaron sus vidas con normalidad…
Al ir de playa en playa, me di cuenta que era más de lo mismo, incluso peor; en una de ellas, en un encuentro con viejos amigos, me enteré del asesinato de otro, con quien tenía una amistad de 10 años; al necesitar más dinero para mantener a sus cuatro hijos, tuvo que combinar su oficio de fotógrafo con el de dealer.
Así continué mi travesía, entre días de tranquilidad y de olas, mareas que subían y bajaban, días de surf interminables, días en que podía estar sin hacer nada y otros en los que terminaba en fiestas con locales y extranjeros mezclados en una vibra excelente, entre celebraciones en las que sabía que estaba compartiendo tragos con un fugitivo, con los que huyen por algún problema existencial, rateros de ocasión, dealers, asesinos retirados o algún huérfano que había escapado de su historia para acercarse al paraíso de lo que es vivir un verano eternamente…
Hay miles de historias aterradoras que aún guardo. Puedo dedicarle muchas hojas a una sola, excavar en lo más profundo de este deporte y forma de vida que amo.
La vida en la playa es paradisiaca, es liberadora, pero un día estás en el paraíso y al otro se convierte en un infierno, saca lo mejor o peor de ti. Vagan en las calles costeras las sombras de personas que en algún momento fueron personajes muy importantes en el mundo del surf. Muchos se pierden en el camino y otros saben sobrellevar los excesos y convertirse en historias de éxito, pero lamentablemente cada día veo más fracasos que historias y personajes célebres. «
Con información de Cltra Cltva